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Irene Chikiar Bauer: No pienso en lo que vendrá

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Por Valeria S. Groisman

Irene Chikiar Bauer es escritora, periodista y doctora en Letras por la Universidad Nacional de La Plata. También tiene una maestría en Sociología de la Cultura y Análisis Cultural por la Universidad de San Martín y otra en Literaturas Comparadas, por Universidad Nacional de La Plata. Es docente en la Universidad Nacional de San Martín y en la Universidad Nacional de San Antonio de Areco. Ha publicado ensayos literarios sobre San Juan de la Cruz, Julio Cortázar, Felisberto Hernández y Juan L. Ortiz. Es autora de los libros Eduarda Mansilla (2013), de la biografía Virginia Woolf, la vida por escrito (2014), Victoria Ocampo (2021) y Virginia Woolf y Victoria Ocampo. Biografía de un encuentro(2023). Es autora de la obra teatral Virginia y Victoria, una amistad literaria, que dirigió en el Teatro Payró en 2021. Ha sido columnista en radio, televisión y diversos medios gráficos. Estuvo a cargo de la Comisión de escritoras de Pen Argentina, integra la comisión directiva de la Asociación Argentina de Estudios Americanos (AAEA) y es presidente de la Asociación Argentina de Literatura Comparada (AALC).

Su último libro es Edith Stein. Judía. Filósofa. Santa. (Taurus). En conversación con BeCult, Chikiar Bauer contó cómo llegó la historia de Stein a su vida y cómo el interés personal se transformó en un desafío de investigación y escritura.

VSG. Contás en la Introducción que ya te habías interesado en la vida de Edith Stein antes, pero que habías sentido que no era tu momento aún, que no estabas lista para encarar una biografía así de compleja. ¿Qué te llevó a pensar que había llegado el momento de ponerte a escribir, que ya era tu momento para sumergirte de lleno en la historia de Stein?

ICB: Supe la historia de Edith Stein en 1998, cuando el Papa Juan Pablo II la proclamó santa de la Iglesia Católica. Escribí una semblanza biográfica en la revista cultural El Arca. Todavía no estaban publicadas sus obras completas, así que conseguí algunos de sus libros, leí lo que pude encontrar en ese momento. Me interesó la historia de una mujer, que siendo judía, deja la fe en la adolescencia, estudia Filosofía, se gradúa en la Universidad de Friburgo con un summa cum laude, luego se convierte al catolicismo, escribe muchísimo, da clase, conferencias. Es bastante famosa en su época…al menos en el ámbito católico que la recepciona. Luego, al llegar el nazismo y prohibírsele toda actividad docente y profesional se hace monja carmelita. Y es asesinada en la cámara de gas de Birkenau, el 9 de agosto de 1942. Después de hacer dos maestrías, de escribir la biografía de Virginia Woolf, y libros sobre Eduarda Mansilla y Victoria Ocampo, luego de doctorarme, sentí que estaba preparada para abordar la vida y la obra de Edith Stein. Para ello fue fundamental que ya habían sido publicados los cinco tomos de sus obras completas.

VSG: ¿Cuánto hay de verdad en una biografía?

ICB: Sin adentrarme en discusiones teóricas, acerca de la biografía que, en todo caso, admite la misma pregunta que se le hace a la historia, como biógrafa aspiro a presentar una personalidad, su obra, su época, con la mayor rigurosidad posible en cuanto a las fuentes, habiendo leído sus escritos, sus cartas, lo que han dicho sus contemporáneos, y los estudiosos de su obra. También leo las biografías anteriores que se les han dedicado. Como resultado presento una construcción que contempla todo aquello, que cuenta una historia pero al mismo tiempo plantea interrogantes e interpretaciones nunca del todo cerradas, ni monolíticas. La biografía, según yo la entiendo, permite esa fluidez, y habilita a los lectores a preguntarse, a completar el recorrido, incluso a debatir, si así lo sienten, con lo que van leyendo.

VSG: Un aspecto que me resulta interesante de la historia de Stein pero también de tu mirada sobre su búsqueda es que la filosofía aparece equiparada a la religión. La filosofía como religión. ¿Cómo es eso?

ICB: Edith Stein llega primero a la filosofía. Como su maestro, (Edmund) Husserl, y algunos de sus discípulos se pregunta por el fenómeno religioso. A diferencia de Husserl, que no conectaba su método filosófico con lo religioso, luego de su conversión, ella se empeña en “un intento de confrontación entre la fenomenología de Husserl y la filosofía de Santo Tomás de Aquino”, donde sostiene, lo digo a grandes rasgos, que también en materia filosófica la fe otorga una clase de conocimiento.

VSG: Contás que lo primero que hiciste para abordar al personaje fue leer las principales biografías que se escribieron sobre ella. ¿En qué te parece que la tuya se diferencia del resto? ¿Cuál es tu valor agregado?

ICB: Por lo general, las biografías de Edith Stein parten del ámbito confesional. O son trabajos relativamente cortos, que apuntan a la divulgación general. Yo quise que fuera conocida a través de una editorial como Penguin Random House, de amplia llegada a las librerías, además, como te comenté, mi enfoque se centra en la noción vida/obra. Walter Benjamin decía que la tarea del historiador es hacer ver cómo la vida entera de un individuo está presente en sus obras, en sus hechos, y cómo, en esa vida, está presenta una época entera. Edith Stein escribió su tesis sobre el tema de la empatía, también habló de la biografía como género. Ella creía en el poder de las obras de arte y de las biografías como coadyuvantes en el proceso o camino de autoconfiguración personal. Intenté que todo esto estuviera presente al momento de escribir la suya, porque coincido plenamente con Alasdair MacIntyre cuando dice que la historia de su desarrollo filosófico no se puede contar de forma inteligible si se abstrae de su vida ya que “ella hizo deliberadamente que su pensamiento filosófico tuviera que ver con las prácticas de la vida cotidiana…”.

VSG: El bautismo es un momento clave en la vida de Edith Stein, un momento que, según Hedwig Conrad-Martius, ella atravesó con alegría, con la alegría de una niña. ¿Qué podrías contarnos sobre este momento y sobre la relación con su madre luego de este rito de pasaje que la convirtió en algo distinto de lo que era por tradición familiar?

ICB: Su madre fue una mujer excepcional, era viuda, tenía muchos hijos, logró sacar adelante un negocio de impronta muy masculina, un aserradero. Cuando sus dos hijas menores terminaban la secundaria, se permitió el ingreso de las mujeres a la universidad alemana, y ella estuvo de acuerdo y las alentó a seguir estudiando. Incluso no se opuso a que Edith siguiera filosofía, aunque, por ser judía y mujer, no tuviera luego posibilidades de acceder a cargos docentes. Como era una mujer piadosa, no pudo comprender que su hija más pequeña optara por otra religión, así que fue un momento muy duro para ambas. Pero Gertrud Koebner, una joven filósofa judía amiga de la familia dijo que, pese a todo, la madre de Edith la comprendía más de lo que daba a entender. A principios de la década del treinta, cuando surgió la posibilidad de que obtuviera una cátedra en Breslau, su ciudad natal, Edith le preguntó a su madre si le importaría que desempeñara allí abiertamente una actividad católica. La madre, que lo que más quería en el mundo era tenerla cerca, dijo que lo aceptaría sin problemas.

VSG: Edith es enviada a Auschwitz y asesinada, a pesar de haberse bautizado. Para el nazismo, ella nunca dejó de ser quien alguna vez fue. ¿Cómo vive Edith ese último periodo de su vida entre judíos? ¿Siente en algún momento nostalgia por la tradición o la fe que dejó atrás?

ICB: Luego de que los obispos holandeses escribieran una carta denunciando al nazismo, los nazis hicieron una razzia de los judíos que se habían convertido al catolicismo, a quienes tenían censados. Edith y su hermana Rosa junto con 987 prisioneros son llevados a Auschwitz. 464 son seleccionados para trabajar en los campos de concentración. Los restantes 523, hombres, mujeres y niños, fueron enviados a las cámaras de gas. Todavía no existían los gigantescos hornos crematorios que los nazis construyeron en 1943, fueron asesinados en Birkenau. Por testimonios de sobrevivientes y testigos, Edith Stein mantuvo la entereza y la fe, ella había escrito que el camino espiritual que conduce “al alto monte de la perfección” solo puede ser recorrido por aquellos a quienes ninguna carga hace retroceder.

VSG: Judía. Filósofa. Santa”. Pareciera que lo que tu mirada rescata sobre la vida de Edith Stein es la convivencia entre distintas verdades. ¿Lo ves así?

ICB: La biografía está dividida en tres partes, con tu pregunta me doy cuenta de que en el título también se plantean tres instancias. Creo que su vida y su legado combinan esas tres etapas, primero la infancia, rodeada por una familia amorosa, que recibe además el legado de sus ancestros. En segundo lugar, su etapa de crecimiento, su evolución filosófica. Luego la conversión, su entrada brillante en lo que se llamó la primavera católica alemana. Después, en la etapa final, aflora, a través de sus experiencias de persecución durante el nazismo,   su conexión con los fundadores del Carmelo descalzo, Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz que, además de haber sido perseguidos en su tiempo, fueron místicos, y poetas máximos de la lírica española. Ambos son santos católicos. Pero, pese a tener grandes enemigos, al morir recibieron el consuelo de estar acompañados por sus seguidores.   Ellos supieron lo que es el éxito proselitista, refundaron una Orden, crearon conventos, tuvieron discípulos y en vida se los celebró como escritores y poetas. En su Ciencia de la cruz, que puede considerarse testamento literario, religioso y espiritual de Edith Stein, ella dice que no hablará de “ciencia” en el sentido de una simple “teoría”, sino de una “verdad viva, real y operante”. Para Edith Stein, para su hermana Rosa, y para los otros judíos que habían pasado al catolicismo, y fueron asesinados ese día en Auschwitz, se trató de atravesar la noche oscura sin otro consuelo que su fe. Una fe que los protegía del sin sentido. Por eso, en el trance final, Edith Stein pudo haber hecho suyas las palabras de Pablo: “Ya no vivo yo, sino es Cristo el que vive en mí”.

VSG: ¿Qué viene después de este libro? ¿Estás trabajando en algo nuevo?

ICB: En la presentación de mi libro sobre Edith Stein, la escritora Sylvia Iparaguirre dijo que la biografía es el género literario más generoso. Un género que requiere empatía. Hay que sumergirse, estudiar por años la vida y la obra de una persona, reconstruir su contexto histórico, rastrear en archivos y libros lo que se ha escrito sobre ellos. Mis biografías son resultado de años de trabajo. Como biógrafa quiero procesar todo ello de manera que los lectores lean con la fluidez que se lee una novela, sin perder el rigor de un trabajo que implica el manejo de temas complejos. Por eso, al finalizar un libro de estas características, no pienso en lo que vendrá, o si seguiré escribiendo. Dejo la atención flotante, el ánimo dispuesto a lo que venga… y, tal vez, la escritura suceda.