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Yuyo Noé: Tiempo sin edad

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Por Susana Reinoso

Foto: Archivo Estudio Roth

El artista argentino que a los 88 años sigue trabajando – expone  en noviembre en la Galería Rubbers, en Buenos Aires- ha estado pintando y escribiendo Asunción del caos”, un nuevo libro  que ya terminó en el que vuelve al tema que siempre lo acompaña.

El título remite a un tiempo que “transcurre más allá de las circunstancias”. Como señala el antropólogo francés Mar Augé en su ensayo “El tiempo sin edad”: “La edad avanzada frena algunas actividades, pero no ejerce ninguna acción perjudicial en el espíritu de quien no ha descuidado la vitalidad. Dime cómo envejeces y te diré quién fuiste”.

Casi a punto de entrar en las nueve décadas de vida, Yuyo Noé es un clásico de todos los noviembres en Rubbers. Sigue fiel al consejo que le dio hace mucho tiempo Natalio Povarche, su amigo (ya fallecido) galerista, coleccionista y marchante.

En 2020, el año que vivimos en peligro pandémico a nivel mundial, con turnos y aforos muy reducidos en los espacios culturales cuando se levantó el extenso lockdown, el artista inauguró tres exposiciones simultáneas, un proyecto inédito que, desde distintos ángulos, abarcó su trabajo artístico de la última década. Se llamó “Menage à trois” y fue un éxito compartido por las galerías Rubbers, Gachi Prieto y Jacques Martínez, con entrada gratuita. Yuyo trabajó cada día de los dos últimos años en su atelier, volviendo una y otra vez sobre un tema al que le ha dedicado horas: el caos.

Artista y escritor, Noé ha producido una vastedad de libros tanto como de obras, y en esta exposición reciente deja pistas en sus pinturas para tratar de aproximar al público a esa inasible libertad que persigue al crear.

En 2017, Yuyo Noé abordó abiertamente el tema sobre el que vuelve en 2021. “El caos que constituimos” se tituló el ensayo que publicó, en el que se aproxima a la palabra definiéndola como “tan temida como seductora, motor de las más diversas concepciones del mundo. Una palabra que no significa nada preciso, conceptualmente hablando, pero que en la actualidad está de moda utilizarla científica, política y artísticamente”. En forma paralela se abrió en el Museo Nacional de Bellas Artes, la exposición “Noé. Mirada prospectiva”, en la que su obra terminó siendo un estremecedor presagio de lo que empezó dos años más tarde en China, con la irrupción del virus del Covid, y en 2020 se expandió por todo el planeta.

En 1975, para el prólogo de una exposición, y en relación con el caos, el artista escribió: “Me siento como un primitivo frente a un mundo que me excede, pero en este caso, el exceso de objeto no es natural sino cultural. Me siento como un imaginero de fetiches en medio de una cultura que se derrumba y otra que aún no se ha anunciado como tal. Como un espejo que tiene enfrente el fantasma de un muerto y la latencia futura de un nonato. Y me siento artista de América latina en la segunda mitad del siglo XX”.

El propio Yuyo actualiza esa reflexión en el siglo XXI al subrayar: “La palabra caos es el motor de toda mi producción desde mi primera exposición en 1959 hasta hoy. El caos refiere a aquello inasible que cambia más allá de nuestra conciencia. Caos es en sí mismo el orden de lo vital en estado permanente de transformación. Caos y el orden verdadero de las cosas es lo mismo. El caos existe y no existe, en tanto transformación permanente no es posible fijarlo. Pero existe en la física y en la historia, en el sentido de la frase de Niels Bohr: <Todo es posible a condición de que sea suficientemente absurdo>”.

Su búsqueda es tan extraordinaria como su obra. En diálogo con Be Cult, Yuyo Noé dijo: “Desde hace ya más de 20 años estoy haciendo una exposición por año, salvo un año que saltée por otras razones. Y eso me obliga, gracias a una iniciativa de Natalio Povarché que me convocó a que lo hiciera, a no distraerme y trabajar para poder hacerlo”.

Con la pandemia, el artista dice que ha estado pintando y escribiendo un nuevo libro sobre el caos. Asunción del caos se llama el libro que está terminando. “Tendrá cerca de 500 páginas. Así estoy escribiendo y pintando. Este año tuve ganas de volver a los grandes formatos, pero también me desafié a hacer obras pequeñas. Al final me resulta más fácil hacer obras de gran tamaño. Es la relación de uno con el espacio”, dice el artista, rodeado de una explosión de colores que caracterizan tanto a su obra de gran porte como de tamaño más chico.

También trabaja obras en papel, dice Yuyo, que no boceta sino que dibuja líneas que luego se transforman en manchas y se complejizan en otros elementos.

-¿En estos dos años de pandemia sentiste que el caos, que es el tema que atraviesa tu obra, se había instalado en el afuera?

-Yo no confundo caos con desorden. Caos es la vida misma que está afuera y está adentro, y está desde siempre. Orden y desorden son etapas que suceden en ese marasmo del caos. Hay etapas de aparente orden en que, en forma latente, se preparan nuevas maneras de ser del desorden. Es un continuo. Si algo es característico del caos es el entrecruzamiento permanente.

-¿Qué preguntas te hiciste en este tiempo al crear tu obra más reciente?

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-Muy rara vez parto de un tema. Por lo general comienzo a pintar como quien comienza a pensar. Pero el pensamiento se elabora en el acto de pensar. Puedo tener un tema latente, pero la forma de hacerlo es mi pensamiento que se va desarrollando. Detesto los bocetos, porque por lo general cuando se hace la obra pierde la gracia de la gestación del boceto. Me gusta la frescura de la gestación en un cuadro. Como el arte que termina de darse forma a sí mismo.

-¿Cuándo estará listo este nuevo libro en el que estás trabajando de nuevo la idea del caos y sus entrecruzamientos?

-Antes de que sea demasiado tarde. Tengo 88 años, no le tengo ningún miedo a la muerte, pero le tengo pánico a la muerte en vida, es decir, cuando no estás pleno mentalmente. Y en ese sentido tengo que elaborar y trabajar mucho.

En 2020, por editorial Argonauta, se reeditó El arte entre la tecnología y la rebelión. En torno al 68, un libro que Yuyo Noé comenzó a escribir en Nueva York en 1967. Es un análisis de lo que por entonces se gestaba en las artes visuales. Continuó escribiendo su libro en Buenos Aires en 1972, una época en que, frente a la dictadura que por entonces existía, “esa rebelión tenía ansias revolucionarias”. Pero el libro no fue publicado entonces. Dice el artista que lo anunciado en ese libro como “pensamiento militante del cambio”, que no era otra cosa que el acto creativo y contestario convertido en acción, se ha vuelto incuestionable. Y cita como ejemplos la revolución feminista, la conciencia ecológica y la libertad de identidad sexual “como manifestaciones de una revolución cultural”.

Luis Felipe “Yuyo” Noé es un artista sorprendente, que cautiva porque sumerge al visitante en una dimensión irreal. En un texto titulado “Dosmilveinte el virus reina” se identifica con un ensayo escrito por Goethe (nacido en el siglo XVIII), “porque me sentí identificado con relación a la actitud que he tenido siempre en mi quehacer”. El fragmento de Goethe que Noé hace propio dice: “El hombre tiene importancia duradera no cuando deja algo a la posteridad, sino cuando actúa y goza y mueve a otros a actuar y gozar”. Noé se identifica con esta reflexión porque para él lo fundamental “en los proyectos colectivos o en la enseñanza artística es la palabra suscitar. Este es mi punto de partida, luego vienen las consecuencias”. Yuyo subraya que “dosmilveinte” es “el primer caso de socialización que abarca el mapamundi: un virus”.

Su prodigiosa anticipación permite hoy comprender un poco más el mundo en que estamos inmersos. Con orden y desorden, con el caos inspira la creación y la reflexión.

La vigencia de Yuyo Noé, un privilegio que el tiempo nos regala.

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