Es un poco esquemático, pero escribir también es delinear zonas de lo esquemático, ¿no? Los aliados y los enemigos. Siempre hay un poco de lo asertivo, de lo afirmativo, un poco nietzscheano, eso de aseverar, de decir algo con mucha firmeza. Después la vida es mucho más compleja. Pero hay algo de esa afirmación que tiene que ver con una intención de poder decir algo. Si cada vez que vamos a decir algo vamos a relativizar también es difícil. Entonces, básicamente decía que hay dos grupos de escritores. Hay muchos más y un escritor puede seguro -lo sabemos- transitar momentos, periodos de su escritura muy distintos. Alguno es más profesional; otro menos. O pueden tener varias caras. Los escritores, como cualquier ser humano, tienen varias caras. Pueden escribir para el mainstream, para Broadway, por encargo, para la televisión y, subterráneamente, tener una obra revulsiva, revolucionaria. También existe ese caso, ¿no? Escritores que han hecho una parte de su obra para comer, por encargo, y la otra es verdaderamente su obra. Lo que digo es que, más que dos grupos, hay dos posiciones en la escritura. Una tiene que ver con ceder, consensuar y conceder; la otra con la escritura como único paradigma, donde no se renuncia ni se concede nada, ni por la moda, ni por el mercado, ni por las exigencias.