Por sus venas corre sangre rusa, macedonia, búlgara, alemana y tártara. Ese crisol de nacionalidades la define: “no tengo raíz”, afirmará, aunque su espíritu es francés; su identidad, judía y su corazón, porteño. Nacida en Tel A Viv, vivió desde los 17 años en Francia y hace 4 o 5 que ancló en la Argentina, junto a su compañero de vida, el músico cordobés Minino Garay, muy conocido también en Francia. “El hombre que yo amo”, lo llama Alex, con un brillo especial en la mirada.