“La producción cultural ha desarrollado herramientas para acercarse a la crisis”
Por Esteban De Gori
Crisis y cultura son dos palabras que circulan en la gestión y en el universo discursivo de la Secretaria de Cultura de la Alcaldía de Quito Valeria Coronel. Desde la Revista Be Cult queríamos conocer cómo en momentos críticos una mujer gestiona las memorias, patrimonios y pulsos culturales de una de las ciudades más ricas, diversas e intensas de América Latina. Esta funcionaria posee una larga trayectoria en estudios históricos y culturales de Ecuador. Una gran parte de su biografía esta atravesada por el mundo universitario, la investigación, la polémica cultural y la escritura. Cuando Pabel Muñoz se transformó en Alcalde la invitó a coordinar y planificar la gestión cultural. ¿Y ahora qué? pensó. Sorprendida, temerosa, pero accedió. Era un desafío interesante pensar la cultura en momentos de una de las mayores crisis de inseguridad en el país y de fuertes procesos de estigmatización de los y las jóvenes. ¿Cómo pensar y qué hacer con la cultura en tiempos convulsionados y violentos? ¿Cómo democratizar la cultura, fomentar la circulación y promocionar un mercado cultural? Su propuesta es parte de un agenda non stop que posee una mirada territorial, democrática e inclusiva. Conciertos, talleres, reapropiación cultural de barrios y su programa Quitopías son partes de una gestión cultural y política que tiene un oído en los territorios para potenciar los pulsos culturales que habitan en los distintos territorios y entre los y las artistas.
Valeria Coronel posee una convicción profunda: el patrimonio cultural debe regresar a la ciudadanía. El arte, la prácticas estéticas, musicales y las memorias culturales deben colocarse y facilitarse desde la gestión estatal a la ciudadanía. En ese acto democrático se puede ampliar la creación y encontrar pistas para pensar la crisis. Además la gestión municipal busca mapear y ser interpelada por aquellas potencias y memorias culturales que habitan Quito y el Ecuador. Movilizar la cultura, hacerla circular y construir mercados desmantelando marcos interpretativos que han divido la cultura ecuatoriana entre lo folclórico y lo “moderno”. Salirse de miradas binarias y empobrecedoras. Volver a las potencias culturales de un territorio sabiendo, como indica la Secretaria de Cultura, que “la cultura no es solo un campo de especialistas”.
Hay algo más que nos queda de esta imperdible entrevista: las sensibilidades que moviliza el arte y la cultura pueden erosionar, poner entre paréntesis y descomponer el temor, las estigmatizaciones y la violencia que transita por el país. Estas emociones pueden abrir y brindar un “respiro humano”.