He escrito literatura fantástica de muchísimas formas distintas, en libros para adultos y para chicos. Trabajé el fantástico con humor, como en algunos cuentos de este libro, siempre entretejido con lo cotidiano, (es lo que le da espesor), y también con la mayor seriedad, a la manera de tantísimos autores latinoamericanos que han escrito literatura fantástica (excepto los peruanos, si no me equivoco). Salvo el realismo mágico, probé de todo, desde el terror hasta la ciencia ficción, pasando por regiones menos extremas.