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Buenos Aires, capital de teatro hecho con pasión e imaginación

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Por Susana Reinoso.

Si a uno le pidieran identificar a distintas ciudades con una o dos palabras que, arbitrariamente, le surgieran sin pensarlo mucho, Nueva York sería Broadway y el teatro musical, Madrid se identificaría por su escena tan dinámica, París podría representarse con el circuito off próximo a la Gare du Nord y Buenos Aires se abriría en las vertientes de su valorado teatro oficial y la cartografía de teatros independientes que cada fin de semana desbordan de públicos y propuestas muy diversas.

Como Nueva York, París, Madrid y Londres, también Buenos Aires es capital del teatro. ¿Por qué? Pues porque la oferta de expresiones teatrales en el resto del país no abundan, aunque existen y crecen en ciudades como Rosario, Córdoba y Mendoza, y a los argentinos nos gusta ser parte de ese ritual de sentarnos juntos, ajustados en nuestras butacas o sillas del circuito off, para asistir a una pieza en vivo en la que los actores respiran con el público al mismo ritmo, nos conmueven y nos sumergen en una atmósfera común.
El hombre es su anhelo de comunicar y comunicarse. Y el teatro es, entre las bellas artes, también comunicación.
Desde hace años hay agencias turísticas que organizan tours exclusivos para quienes deciden venir a Buenos Aires solo a ver teatro. Como también hay tours especializados para los amantes de la ópera y de los paisajes naturales, o los festivales literarios y musicales.
Pero el teatro es otra cosa.
Buenos Aires es una gran capital de teatro por su nivel de producción de obras, de proliferación de salas grandes, medianas y pequeñas, por la vocación –a veces locamente individual- de montar obras de un personaje por media hora para expresarse y conectar.
Los datos disponibles más o menos recientes relevan cerca de 200 teatros y casi 250 salas en Buenos Aires, entre los circuitos comercial, oficial e independiente.
Según cifras proporcionadas en relación con los consumos culturales por ciudades, si bien Buenos Aires no es primera capital de teatros, ocupa sí el podio entre las que más espacios teatrales dispone. La primera es Nueva York, con 420 teatros seguida de París, con 353. Y, a nivel latinoamericano, San Pablo es otra plaza teatral interesante, pero con apenas 116.
Sin duda, la existencia del Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) confiere a la ciudad un impulso fuerte a la hora de contabilizar audiencias. A eso se suma el Centro Cultural San Martín, justo a la vuelta, cuya oferta teatral está atravesada por dos ejes: diversidad y experimentación.
Con sus seis teatros, el CTBA es además cabeza del FIBA (Festival Internacional de Teatro), que cada final de enero ocupa la ciudad con una diversidad de obras cautivantes.
Cabe la pregunta entonces: los tres circuitos, la diversidad de oferta y la excelencia de las propuestas ¿incrementan el volumen de espectadores? ¿O la misma audiencia se mueve entre el teatro comercial, el oficial y el circuito off?
El circuito comercial porteño tiene casi una treintena de teatros y alrededor de 35 salas. Obviamente por su capacidad convoca el mayor volumen de público. Pero también el circuito oficial movió en los últimos cuatro años (a cifras de 2019) más de un millón de espectadores. Hubo 130 espectáculos con más de 750 funciones agotadas.

Susana Reinoso. Buenos Aires capital del teatro. Be Cult. Revista Be Cult.

Claro que el promedio de funciones en el circuito comercial supera ampliamente esas cifras.
La escena independiente sí tiene un público diferente. Amante de las obras de autor y sobre todo de ciertos autores, hay pequeños teatros en los barrios porteños que colman sus instalaciones a partir de la oferta. La modalidad en este circuito, con excepciones claro, es proponer al público varias obras con una o dos funciones semanales para abrir el juego a otras piezas en la misma sala otros días.
Buenos Aires no solo es la pasión por el tango. Es además la pasión por las artes escénicas donde se encuentra muchísimo talento y creatividad.
En el circuito off se han abierto en los últimos años, quizá como una tendencia en crecimiento si la economía acompaña, pequeños espacios para menos de 70 espectadores en los que crece la diversidad de la oferta y aumenta el público asistente.
Al margen del reciente cierre de uno de los teatros más reconocidos de la escena comercial, como fue el Teatro de la Comedia, es cierto que también se han actualizado otros del circuito comercial, dedicados exclusivamente a un género determinado, como el stand up, que convoca a un público cautivo.
Al margen de las cifras, hay datos que hablan por sí mismos. Destacados dramaturgos y directores de escena argentinos son convocados cada vez más en el exterior y obras argentinas venden sus derechos a compañías extranjeras.
Y no menos interesante resultan otros datos anecdóticos. Mujeres destacadas de la política y el mundo cultural tuvieron una temprana pasión por las tablas. Eva Perón fue actriz de teatro y Victoria Ocampo soñó con serlo, pero habiendo nacido en una familia patricia su padre se lo impidió. Regina Pacini, de nacionalidad portuguesa y diva del bel canto, fue esposa del presidente Marcelo T. de Alvear, y promotora de crear la Casa del Teatro, que existe actualmente junto al Teatro Regina.
Producciones o coproducciones, semanas de la escena internacional en Buenos Aires en el circuito independiente u oficial, propuestas experimentales o consagradas, títulos clásicos o contemporáneos, todo contribuye a hacer de la ceremonia teatral porteña una experiencia única. Diferente a las que pueden vivirse en otras capitales. Porque al margen del talento en todas las plazas, el teatro en Buenos Aires es pasión e imaginación, dos cualidades muy argentinas.

Susana Reinoso. Buenos Aires capital del teatro. Be Cult. Revista Be Cult. Eva Perón.
Susana Reinoso. Buenos Aires capital del teatro. Be Cult. Revista Be Cult. Victoria Ocampo.

Mujeres destacadas de la política y el mundo cultural argentino tuvieron una temprana pasión por las tablas.
Eva Perón fue actriz de teatro y Victoria Ocampo soñó con serlo.

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