Por Valeria Agis
¿Por qué amamos esos lugares que amamos? Tal vez sea esa la pregunta escondida en Stud Free Pub: una buena historia, un documental que explora -pero también revisita y homenajea- un bar porteño de comienzos de los 80 que resultó germinal para la new wave rockera argentina.
En este ejercicio de mirar el pasado, el director Ariel ‘Topo’ Raiman -quien es también baterista de Los Pericos- y el productor Damián Originario fueron recolectando a lo largo de cinco años, en una tarea tan minuciosa como artesanal, las huellas dejadas en toda una generación de músicos y público argentino por el Stud Free Pub, una vieja caballeriza devenida bar, ubicada en Avenida del Libertador casi Pampa (justo detrás del túnel), en plenas Barrancas de Belgrano.
Sobre ese escenario -que durante mucho tiempo estuvo al aire libre- bandas como Soda Stereo, Los Twist, Los Enanitos Verdes, Suéter, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Cadillacs 57 (protogénesis de Los Fabulosos Cadillacs), Riff, Los Encargados (de Daniel Melero) y Fricción -ese dark dream team formado por unos jovencísimos Richard Coleman, Gustavo Cerati, Christian Basso y Fernando Samalea- hicieron sus primeras presentaciones oficiales. También tocaron Sumo, Los Redonditos de Ricota, Charly García, Miguel Mateos y Zas, Rubén Rada, Andrés Calamaro, Alphonso S’Entrega, Clap (que después se dividió en La Portuaria y La Zimbabwe), Claudia Puyó, Cosméticos, y otros muchos artistas que después, en su mayoría, se convirtieron en deidades del Olimpo rockero latinoamericano.
En la mezcla, para hacer de esta una ‘buena historia’ como anticipa su título, se combinan distintos elementos -imágenes, sonido, entrevistas y material gráfico de diarios y revistas-, en un vaivén constante entre pasado y presente, narrado por sus propios protagonistas: desde los antiguos dueños del local, hasta una buena cantidad de los músicos que pasaron por él. La sucesión de testimonios va hilando, entonces, no solo un cóctel de anécdotas fabulosas y delirantes, sino también la representación de un mundo, que hace explotar la pantalla con iconografía de los 80 (esos raros peinados nuevos, superabundancia de maquillaje, medias de red, cuero negro, bijou plástica, tonos fluorescentes).
En los albores de la nueva democracia, cada noche en el Stud había algo bueno o innovador. Ese mensaje se transmite fuerte y claro en el documental de Raiman-Originario, con pasión, humor y tanta fidelidad a los ‘viejos buenos tiempos’ como el archivo -situémonos entre 1982 y 1985: tiempos sin siquiera videocámaras portátiles- pudo brindar. Sin embargo, entre los registros que fueron brotando en colecciones personales de los artistas y otros arcones perdidos de recuerdos, aparecen auténticas joyas para cualquier amante del rock argentino, por ejemplo imágenes de la primera presentación en vivo de Fricción tocando Héroes, de David Bowie, con la letra adaptada al español por el propio Coleman -un tema infaltable en sus shows en vivo hasta hoy-. También una disparatada entrevista realizada a Luca Prodan por el periodista Tom Lupo en los camarines del bar; escenas de uno de los shows de los Redondos y de noches con Los Twist o Clap (¡con un Diego Frenkel casi adolescente!) al frente del escenario.