Es un compendio de muchas cosas, diría que una de las primeras es ilusión por lo que haces, si no estás ilusionado por lo que estás apunto de hacer mejor dedicarte a otra cosa. Se necesita compromiso, al final como artista formas parte de una familia de artistas que han hecho mucho por el arte, tú recoges el testigo y debemos seguir creciendo y dando pasos hasta que nosotros demos el relevo. Necesitas ver muchas exposiciones, leer sus catálogos, leer otras muchas cosas que te nutran no solo de arte porque aquellas cosas que te interesen ya sea desde la filosofía o astrofísica son transportables a tu trabajo. Yo escucho muchísima música clásica, de hecho durante algunos años fui músico en una banda, en concreto percusión. Aquellos conocimientos que la música me aportó los incorporo al arte en la medida de lo posible, no obstante aprendí que el lápiz o carbón se puede percutir sobre el papel del mismo modo que una baqueta percute sobre el parche de una caja o timbal. También hace falta amor, poco se habla de esto en el arte porque aquí parece que solo importa el intelecto, pero los artistas arrancamos en una obra con un amor inconmensurable por lo que hacemos. Y por último quizás lo que más importa, la honestidad. Tu trabajo debe ser lo más honesto posible, la verdad en el arte es algo que se palpa casi de inmediato, se ve el artista que está en este círculo, por ejemplo, solo por fama o dinero donde el valor comercial es lo que verdaderamente importa, y el artista que honestamente busca una nueva manera de decir visualmente las cosas. Me derrito literalmente con los artistas que logran esto último, cuando veo a alguien que trabaja como una hormiguita hasta conseguir nublarte la mente, que consiga que me pare diez minutos a recrearme en cada centímetro cuadrado de lo que ha hecho, que me invada a preguntas y que las respuestas me quiten el sueño, eso, no tiene precio.