El traslado está asociado a un apercibimiento por firmar una declaración publicada en los diarios. En Borges a contraluz, Estela Canto lo atribuye a la venganza de un escritor rival cercano a Eva Perón, aunque la prensa de la época responsabilizó al intendente de la ciudad. El episodio está envuelto en el mito y todavía en cierta incertidumbre: Alejandro Vaccaro reseña por ejemplo en Borges, vida y literatura (2006) las diversas referencias sobre el supuesto cargo, descripto sucesivamente como inspector “de aves en el Mercado Central de Buenos Aires”, “de feria”, “para la venta de pollos en los mercados de Buenos Aires”, “de pollos, gallinas y conejos”, “de aves y conejos en el mercado de la calle Córdoba” y “del Mercado de Concentración Municipal de Aves, Huevos y Afines”.