«Me dicen que escribes. Te creo capaz de cualquier cosa. Si un día me dijeran que has oficiado una misa, también me lo creería».
(De una carta de la madre de Picasso a su hijo).
Por Antonio del Río
Escribe en todas partes, periódicos, sobres, libros… Luego pasa los poemas en limpio, a veces utiliza el papel en el que suele dibujar, escribe casi siempre con tinta china o lápices de colores. Puede revisar, una y otra vez, y enumerar cada revisión hasta que llega al número 18.
En 1935, Pablo Picasso, tiene 54 años y escribe poemas, casi todos los días. También lo hace durante 1936. Luego continuará, espaciadamente, hasta 1959. En el Musée Picasso de París se guardan la mayoría de los más de trescientos cincuenta poemas y tres obras de teatro de su autoría.
Entre las obras de teatro se encuentra El deseo atrapado por la cola, editada por Gallimard, en 1945, obra que escribió en tres días en enero de 1941 y que se representó en su atelier bajo la ocupación fascista en 1944. Concebida como un acto de resistencia anticipa el Teatro del absurdo. Albert Camus fue el responsable de la puesta en escena y entre quienes fungieron como actores se encontraban Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre.
Aunque algunos poemas habían sido publicados, casi inmediatamente después de haber sido escritos, en medios de la época como Cahiers d’Art y en la Gaceta de Arte de Tenerife y en un libro hecho en México, Picasso: poemas y declaraciones, es con la edición de Écrits en 1989 de la editorial Gallimard, a cargo de Marie-Laure Bernadac y de Christine Piot, que Picasso poeta comienza a ser más conocido.
Él, que solía dejar a sus amigos leer su poesía, había pensado publicar toda su obra literaria en un gran libro, pero desistió tras varias pruebas.
“Las artes se reducen a una sola: se puede escribir una pintura con palabras, del mismo modo que es posible pintar sensaciones con un poema”, dejó dicho Picasso, quien en algún momento fiel a su idea confesó estar dispuesto a dejar todo, la pintura, la escultura, el grabado y la poesía para dedicarse al canto. Esto último no lo logró.
PICASSO POETA
16 de diciembre de 1935 (I)
tan sólo el color la abaja su freno muerde tan sólo el olor el pájaro su hoz ordeña basta tan sólo con verlos retorcerse sobre la almohada el amor fundiendo el metal del carril de la golondrina tan sólo un cabello
4 de enero de 1936
los cuadros son locas con el corazón carcomido por burbujas radiantes anudados los ojos a la garganta del latigazo caramboleador aleteando sobre el cuadrángulo de su deseo
3 de mayo de 1936
do 2 re 1 mi 0 fa 2 sol 8 la 3 si 7 do 3 do 22 si 9 la 12 sol 5 fa 30 mi 6 re 11 1/2 do 1 do 333 si 150 la 1/4 sol 17 fa 303 re 1 mi 106 si 33.333.333 mi 10 si 44 la 9 sol 22 fa 43 mi 0 – 95 la mano hace el esbatimento que la luz deja y atiborra de silencio la suma de cifras 3 – 5 -10 – 15 – 21 – 2 – 75 y la bufanda que flota arrancada por las garras del cabello con las alas desplegadas arremolinadas borrachas de libertad en el azul de las rayas de la blusa a cielo abierto del infinito
24 de abril de 1936
patas arriba el arco iris en medio de la noche estrellada escurre su colada cuna de ojos asombrados puro jilguero de la hamaca parpadeando sus juegos hacen ronda los clavos introducidos en el fuego en la garganta del prisma cuerda tendida por sus extremos fijados en las quemaduras de la rueda hundida en la charca mordiendo con rabia el ojo del toro agonizante
9 de junio de 1938
la rosa canta a voz en cuello para los pedazos de pan tostado untados en la mantequilla del azul que tendido con las piernas abiertas borra el esbatimento que corta por la mitad la canción que devora la punta del dedo de la amapola colgada en la viga y deshace el nudo corredizo alrededor del cuello de la carta recibida a vuelo.
28 de diciembre de 1939
supura de la pandereta gota a gota la miel de la mejilla encendida de la casa que ondea sobre la sábana negra que despliega el águila que despliega el águila que vomita sus alas se acerca a toda velocidad la pared a recibir la limosna del esbatimento haciendo la comedia de que de la ventana es las persianas agitándose con gestos grandilocuentes como locas la pared acude al llamado y ya no se despega del esbatimento que deja flotar sus alas las dos persianas que sostienen el cuerpo del águila liberan su presa y la abandonan a su suerte la casa vacía sus tripas en el cielo.
14 de enero de 1940
la larga cola de silencios introduce la punta de su cuchillo entre los pliegues del cielo pintado en imitación de madera que rezuma los labios de la ventana chupan el caramelo.
24 de diciembre de 1942
sobre el huevo puesto a fin de cuentas la dirección dejada por la lluvia tan tempranera rechina en los blancos celestísimos deleites de sus quejas el buqué del crepúsculo lunar de sus ramos apagados en fila india – la necesidad hecha diana y pistoletazo de salida y juez impasible ante todo y desnuda baja silenciosamente rosa a rosa los escalones trepadores deliciosamente adornados con perfumes y música
8-9 de noviembre de 1944
sobre los arbustos de tinta de la mantequilla fresca de los encajes de abanicos desplegados a las saciadas divinidades dispersas el cristal incandescente que canta en volandas sobre la cera de abejas del rosal recoge finas y ágiles cucharadas de castillos de naipes de los perfumados orfeones de plumas que lubrican el camino las milagrosas guirlandas del arco iris en las tinajas llenas de leche beben dando alaridos el azul celestísimo que cae de pies juntillas en los trópicos del espejo suspendido con bienes y personas en la ventana.
París el 31 de marzo de 1952
la lumbre del aceite de las farolas que de noche ilumina en el Madrid de la tarde de mayo los nobles rostros del pueblo fusilado por la extraña rapaz en el cuadro de Goya es la misma semilla horrenda plantada a manos llenas de proyectores en el pecho abierto de Grecia por gobiernos que exudan pavor y odio. Una inmensa paloma blanca salpica con la cólera de su duelo la tierra.