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Arte cubano: «Mariano. Variaciones sobre un tema»

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Esta muestra, curada por Elizabeth Thompson Goizueta, es las más amplia realizada sobre Mariano Rodríguez (La Habana, 1912-1990), no solo en Estados Unidos sino también en resto del mundo. Una muestra con más de un centenar de obras entre dibujos, pinturas, acuarelas, etc. Construyendo una perspectiva poética y discursiva del artista que visita, de modo elocuente y muy rigurosamente, las diversas etapas por las que ha transitado en más de 50 años de trabajo.

Por Dennys Matos

Caminando por la exposición “Mariano. Variaciones sobre un tema” en las tres salas del MacMullen Museum of Art de Boston, en Estados Unidos, el espectador puede caer en la cuenta de la amplitud y profundidad de esta muestra retrospectiva sobre uno de los artistas e intelectuales más importante de la segunda vanguardia cubana.

Por lo que no fue casual que, en el coctel de presentación de la muestra, en el jardín del MacMullen Museum of Art, se dieran cita representantes de grandes colecciones tanto privadas, como también del ámbito institucional publico, donde se contaba, por ejemplo, Harvard University, o Boston College, dos de los emporios universitarios más prestigiosos de Estados Unidos.  

Mujer con gallo (Mujer y gallo), 1941 – Colección privada.  ///  La paloma de la paz, 1940 – Colección Estate Mariano Rodríguez, Madrid. Foto: Ricardo Elías.

Es una trayectoria que, Thompson Goizueta, ha ilustrado en un diseño de montaje audaz, donde se relaciona tanto el saber histórico en forma de cronología, como también la mirada que enfatiza la expresividad del lenguaje, propia del lenguaje del ensayo visual. Ambos perfiles están sintetizados en un esquema artístico de montaje, capaz de comunicar con gran claridad los diversos contenidos desarrollados en la muestra. De este modo el recorrido nos va sumergiendo en los siguientes apartados: “México: La Primera Etapa, 1930”; “La escuela de Paris en la ciudad de Nueva York, década de 1940”; “Arte no objetivo de Nueva York, década de 1950”; “Las pinturas negras y lo grotesco, años sesenta”; y, “Cuba: lo sensual y lo idealista, 1960-1980”.

Carnavales, 1956 oleo tela, Colección privada Madrid.

Estas partes construyen una mirada donde el espectador, no solo puede apreciar a un artista dotado con un excepcional oficio pictórico, sino también al pintor cuyo perfil intelectual era sumamente activo entre los miembros de su generación, que cuenta con, por ejemplo, Portocarrero, Carreño, Cundo Bermúdez, o Martínez Pedro. Pero en el caso de Mariano, el perfil intelectual se haya mucho más enfatizado, entre otras razones, por su directa y comprometida vinculación al nacimiento y desarrollo de proyectos editoriales que son ahora de obligada referencia para el estudio de las letras y de la cultura cubana del siglo XX. Por solo nombrar algunos pensemos en las revistas “Espuela de Plata” (1939), y en “Nadie Parecía” (1944). A estas debemos añadir una publicación medular que resume, sin duda alguna, la más influyentes de todas ellas: La revista “Orígenes”, junto a José Lezama Lima, Guy Pérez-Cisneros y José Rodríguez Feo. Todos estos proyectos editoriales de clara trascendencia literaria y artística, pero también de profundo calado socio cultural, revindicaban la identidad de la cultura cubana desde una perspectiva más crítica, proponiendo nuevos horizontes interpretativos en torno a la rica y contradictoria naturaleza de nuestra identidad.

Jugador de cartas, 1955 oleo tela Colección Ministerio de Relaciones Exteriores, La Habana.

Esta faceta de Mariano, no tan conocida como su pintura, pero no por ello menos importante nos revela a un artista de perfil crítico que adquiere un compromiso con las problemáticas socioculturales y políticas de su tiempo. Y en su tiempo las ideas comunistas habían conquistado la curiosidad de una gran parte de la comunidad artística e intelectual internacional. En este sentido cabría indicar los casos de, por ejemplo, los muralistas mexicanos David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera. Mariano no fue la excepción y hay dos episodios de su biografía que hablan de este claro compromiso. El primero, es cuando a la edad de 22 años, en 1934, participó en el Congreso Nacional de la Liga Juvenil Comunista. El segundo, durante su estadía en México en 1937 donde participa en el Congreso Nacional de Escritores y Artistas, convocado por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana. Si bien es cierto que estos dos muralistas mexicanos trasladaron al contenido de sus respectivas trayectorias pictórica ideologías de corte comunista, del mismo modo también lo es que estas ideas no entran en el repertorio ideo temático de la obra de Mariano. Como reconoce Elizabeth Thompson Goizueta en entrevista vía mail: “Desde los años 1930 hasta la revolución cubana de 1959, las obras de Mariano se destacan por la falta de cualquier expresión política. El énfasis de su obra – amplía Thompson Goizueta- se centra en el leitmotiv de gallos, mujeres, guajiros, mar, etc., junto con su expresión de estilos estéticos”.  Y ciertamente en las diferentes estadías que contempla “Mariano. Variaciones sobre un tema” resalta la versatilidad poética de Mariano. Hay una reflexión sobre los lenguajes del arte contemporáneo, sobre sus condiciones de representación. Y esta intención es visible cuando comparamos la etapa parisina de los años 1940 y aquella etapa que se adentra en la década de 1950. Si en la primera, el artista se afinca expresivamente en los códigos de lenguaje de la figuración como sucede, entre otras, en La paloma de la paz (1940) o Mujer con gallo (1941), desplegando una visualidad narrativa de gruesas y coloridas pinceladas, en la segunda, en cambio, se adentra en las aguas del arte abstracto. Realizando un verdadero itinerario estético de la abstracción que va desde pinturas de franca inspiración abstracto expresionista (Mantel blanco, 1956 y Girasoles, 1958), pasando por un acento de abstracción más lírica (Carnavales, 1956 y Jugador de cartas, 1955), hasta encarar claramente la abstracción geométrica (Mural del edificio del Retiro Médico, 1956). El manejo, la síntesis de esta diversidad de lenguaje con afán de experimentación estética, coloca la obra de Mariano como una de las más rica para reflexionar en torno al proyecto de modernidad artística cubana del siglo XX.

Mural del Edificio del Retiro Médico, 1956 teselas de cerámica, tesselated tiles, (226 y 204 comienzo y fin de la escalera) x 384 in, La Habana.

Dennys Matos es crítico de arte y curador. Vive y trabaja entre Miami y Madrid.

Cortesía de imágenes por Fundación Mariano Rodríguez, Madrid.

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