Le hice caso a todas. En estas tres noches comencé una especie de taller sobre Literatura delincuencial, un término inventado por Ricardo (Patán) Ragendorfer, taller que lleva junto a Rodolfo Palacios. Ambos periodistas, ambos escritores. Lo hago como un complemento para mi podcast Traidores del arte, que va por Wetoker, Spotyfi y TN, y que también es una columna en la Revista Ñ, del diario Clarín. Los asistentes son todos diferentes, uno de los ladrones del famoso caso del robo al Banco Río, que ahora escribe cuentos, una abogada que se nota que ha estado en causas fuertes pues habla de “tipos duros” y los llama por el nombre, una poeta, hermana e hija de grandes escritores, una chica joven y muy linda, obsesionada con Robledo Puch, que vive muy lejos y viene acompañada por su padre que se ve que también sabe de casos policiales, uno de los músicos más interesantes del rock nacional y otros muchos que aún no sé qué hacen.