mi vida que ya no es un hermoso objeto intocable
atiende los fantasmas, hace café para las sombras
intenta tratativas con el pasado que esgrime pactos de
borrachos o
para retenernos
recuerda algunos cielos que, aunque no eran los del
Mediterráneo, tenían luz suficiente
los guardianes del umbral la abandonaron hace mucho
abriendo la puerta a sus cómplices
mi vida dispuesta a defender sus exigencias
antropófagas sus llamadas telefónicas ineludibles
sus vinos devastadores su horror al abandono
a defender tu amor tu sueño en la noche
en medio de manuales de consejos domésticos, lozas
ordenadas, señoras bien pensantes
mi vida ha decidido que dos que viven juntos todavía
pueden escapar a la comodidad y la infamia
pueden cantar la llegada de las guerras justas.