¿Cómo se piensa y se escribe frente a una ola, frente, a esta particular ola? Un pensamiento y una escritura marítima, expansiva y al mismo tiempo desestabilizada. Preocupada por no marearse o por no acertar en el cálculo de lo que trae esa ola. Los antiguos venecianos armaron repúblicas, sueños y escrituras en relación con el mar. Fundaron una vida social y económica en torno a éste. Los británicos también. Shakespeare, tanto en Hamlet como en la Tempestad, vuelve sobre el mar. Sobre su compasión, en un caso, y su lucha contra el viento y los limites. Frente a esta nueva ola no se funda nada ni se percibe un límite claro o consensuado. Solo a parecen miradas resistentes o simplemente de dejar hacer y dejar pasar. Miradas que le exigen al Estado introducirse hasta en el circuito íntimo de los fluidos y derechos individuales o que sueñan que las personas por si mismas evalúen “racionalmente” los cuidados.