Como en el capítulo dedicado a la brasileña Juliana Notari, autora de ‘Diva’. Una herida colorada de rojo sangre, que concibe carne, sueños, deseos, una vulva en el centro del mundo, entre las colinas de la Usina de Arte. «Cuando la encontré por skype, por la inauguración, me dijo que estaba viviendo un momento caótico. La contactaban de todo el mundo para tener información sobre su obra provocatoria. La nuestra es una sociedad falocéntrica, me dijo, que se escandaliza por una vulva en una colina. Juliana transmite una energía increíble. Me conquistó su fuerza. Puso la mirada sobre una zona devastada desde muchos puntos de vista. Representa una vulva, pero es también la herida de todas las cosas no resueltas, de todos los abusos sufridos en Brasil. Como la fuerza que encontré en Tatiana Brodatch con su ‘Love is a verb’. El erotismo, el amor, el miedo. Sobre una cama yacen decenas de pequeños hombres y mujeres de plastilina, teniendo sexo, hablando, abrazándose, mientras ella está sola sobre la almohada. En Tatiana entendí la frontera donde los sueños y los miedos tratan de joderse mutuamente. Esa es nuestra lucha. Yo también teniendo miedos. Como todos […] Pienso que el erotismo no tenga que ver solo con el acto sexual. El gesto artístico es erotismo. Eros es la fuerza que da vida a las cosas.»