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Los trapos sucios de Thomas Mann y familia

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Se dice que en su juventud, el Premio Nobel de Literatura fue cómplice de un asesinato sexual que despertó parte de las pasiones que lo acompañaron en su vida y que signaron su escritura. Thomas Mann (1875-1955) escribió algunos de los libros más reconocidos en el mundo. En muchos, reflejó la vida de los miembros de su disfuncional familia. Madre, hermano, esposa, hijos y nietos se convirtieron en personajes, o le sirvieron de inspiración. Su esposa y cuatro de sus seis hijos también escribieron sobre sus relaciones con él. Casi nunca bien.

Por Antonio Del Río

Nada humano le era ajeno cuando el 12 de agosto de 1955, muere  a los 80 años  en Suiza, el escritor alemán Thomas Mann. Reconocido mayormente por sus novelas, el autor de  La montaña mágica, Doctor Fausto, Carlota en Weimar, José y sus hermanos, La Muerte en Venecia, Mario y el mago, entre otros, también fue un excelente ensayista. Goethe, Tolstoi, Schopenhauer, Nietzsche, Freud, Schiller y Richard Wagner recibieron su atención.

Consumidor de drogas, ambivalente político, admirador en sus principios del fascismo, neurótico, frío, talentoso, genio, excelente escritor, en algunos de sus libros más famosos, es fácil reconocer personajes, inspirados en su familia.

En 1901, alcanzó la fama mundial gracias a su obra Los Buddenbrook. Decadencia de una familia. La madre de Mann, Júlia da Silva Bruhns  había nacido en Brasil y también era escritora: publicó una obra autobiográfica llamada, Aus Dodos Kindheit.  Mann se inspira en ella para el personaje de Gerda Arnoldsen y Toni Buddenbrook.  En Doktor Faustus, se convirtió en la esposa del senador Rodde.​ En Tonio Kröger, ella era la madre, Consuelo. En La muerte en Venecia, aparece como la madre del protagonista, Gustav von Aschenbach.

Eco, el pequeño personaje de la novela Doktor Faustus está inspirado en su nieto preferido: Frido. El niño Eco, muere de una manera horrible. Mann nunca leyó en público esa parte de la novela. Su nieto Frido Mann, escritor, autor de la autobiográfica Professor Parsifal (1985) y Der Infant (1990), dice que aprendió a vivir con eso.

Su esposa Katia Pringsheim con quien tuviera seis hijos -dos de ellos se suicidarían-, cuenta sobre La montaña mágica, libro que Mann terminaría en 1924, y que contribuyó a que le fuera otorgado el Premio Nobel de Literatura en 1929:

Me visitó en Davos, y su llegada fue, sin duda, similar a la de Hans Castorp. Él también se bajó del tren en Davos-Dorf y yo me reuní con él, tal y como hizo el primo de Castorp, Ziemssen. Subimos al sanatorio, y ahí hablamos incesantemente, como los primos […] Le señalé a los tipos varios que ya le había descrito, y luego los incorporó a su novela, simplemente cambiando los nombres”.

Mann  se inspiraría en Katia para dar vida a la hermana incestuosa con su  gemelo en La sangre de los Walsung. El libro escrito podo después de su casamiento  levantó la ira de su suegro. Katia y su hermano fueron víctimas de chismes sociales durante toda su vida. Un hecho que se repetiría con Klaus y Erika, dos de sus hijos con Mann, también los más bohemios y controvertidos. 

Cuando Klaus Mann tenía 14 años -se suicidaría al cumplir los 43-, su padre escribió en su Diario, publicado póstumamente: «Eissi me tiene cautivado, está guapísimo en bañador. Me parece bastante natural enamorarme de mi hijo. ¿Será que he terminado para siempre con las mujeres?». Mann no asiste al entierro de su hijo quien también fue escritor.  Klaus escribió su primer libro de memoria a los 25 años. Su padre no sale bien parado. Entre otras obras escribe Mephisto que fue llevada al cine y André Gide et la crise de la pensée moderne. Cuando muere su padre le escribe a  Hermann Hesse: «Mis relaciones con él fueron difíciles y no exentas de un sentimiento de culpabilidad dado que mi existencia desplegaba una sombra sobre la suya. Él trabajaba muy rápido y muy fácilmente; eso explica los errores y las negligencias de sus libros».

“Hay que acostumbrar a los niños a la injusticia desde pequeños”, contó su hija Erika que dijo su padre cuando en plena guerra separó la parte más grande de un pollo y se la dio a ella en presencia de todos los demás. Erika fue escritora, corresponsal de guerra, actriz. También rescató la mayor parte de los papeles de su padre, entre ellos el famoso Diario que estuvo perdido durante muchos años, que mostraría los lados más oscuros del escritor y la opinión que sobre su familia tenía. Su relación con su padre se puede observar en su libro El último año. Para muchos un libro mentiroso.

De su hija Mónica, se dice que era la que menos quería Mann, aunque para algunos era la preferida. Algo de eso aparece en Recuerdos de ayer y de hoy, el libro en el que aparece su padre, una y otra vez. Ella escribe:Mi padre murió el 12 de agosto de 1955. He puesto una cruz en el libro, que señala el momento en que recibí la triste noticia. Mónica muere en casa de su hermano Golo.

“Vaya infancia infeliz la nuestra”  señaló Golo Mann, también escritor, historiador y académico, al referirse a su familia. Autor de Historia de Alemania (1960) y Recuerdos y pensamientos (1986) fue uno de los hijos más talentoso del escritor.

Elisabeth, la hija mujer más chica de Mann fue una ambientalista famosa, experta en leyes marinas. Casada con un escritor, es la que menos habló sobre su famoso padre aunque aparece como narradora en una serie de la televisión alemana.

Michael, el último en nacer, conocido por su carácter iracundo, fue el otro hijo suicida de Mann. Dicen que no era mal músico, pero que prefería cualquier pelea. Fue solista en la Orquesta Sinfónica de San Francisco y en otras hasta que una neuropatía le impidió volver a tocar. Estudió literatura germánica en Harvard, incluida la obra de su padre y trabajó como profesor. Padre de Frido, el nieto  preferido del Premio Nobel.

Thomas Mann tuvo un solo hermano que era mayor y a quien quiso poco. Fue lapidario en muchas ocasiones al referirse a él aunque siempre reconoció que comenzó a escribir por su influencia: ”Los libros de Heinrich no son simplemente malos, son tan malos que provocan un odio apasionado”, dijo. Heinrich, que era a principios del siglo XX  reconocido a la par de Thomas, murió pobre en el exilio durante la II Guerra Mundial, alejado de su hermano.

Genio, talentoso, buen escritor, valiente a la hora de escribir pero cobarde a la hora de tomar decisiones con su vida -entre ellas asumir su homosexualidad o criticar el nazismo-, a 67 años de su muerte sus libros continúan leyéndose con placer mientras que los chismes sobre su vida personal no dejan de aparecer. Mann el mito, sigue vigente.  


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