Te pongo dos ejemplos. En 2007, 2008, cuando los juicios a los detenidos por delitos de lesa humanidad estaban tan en agenda de la política de DDHH del kirchnerismo y las consignas de Memoria, Verdad y Justicia estaban legitimadas por gran parte de la sociedad, causó sorpresa el éxito editorial de los libros revisionistas sobre los 70. Libros que discutían los 70 publicados y posicionados para discutir el kirchnerismo y su política y que fueron leídos como parte de la polarización que generó lo que conocemos como “la grieta”, sobre todo después del conflicto con el campo y con los grandes medios. Son libros que ya tenían antecedentes en editoriales marginales, pero fueron editadas por los grandes grupos y explotaron en ventas, porque discutieron algo que no se consideraba “dicho” en otros espacios. Otro ejemplo, más conocido, es el libro de Cristina Kirchner, que se anuncia sorpresivamente en un momento en que la voz de Cristina era esperada, sus definiciones políticas y su lugar en el contexto de un gobierno que estaba en crisis. Su palabra en forma de libro causó sorpresa en un momento en el que no daba definiciones salvo en intervenciones muy esporádicas en redes. Ese boom editorial se lee en ese contexto.