“Le doy color y forma a mis textos de la misma manera que con las plantas le doy vida a mi jardín»
Por Gabriela Lucatelli
Agustina Caride (Buenos Aires, 1970) es la reciente ganadora del Premio Clarín de Novela con Donde retumba el silencio, una historia que relata el distanciamiento entre dos amigas por cuestiones políticas. La ceremonia de premiación tuvo lugar el 23 de noviembre pasado en los jardines del Museo Fernández Blanco, donde acompañada de su amiga Agustina Bazterrica -quien en 2017 obtuvo el mismo Premio- se enteraría que su obra había sido seleccionada entre más de novecientos manuscritos enviados. A la espera del lanzamiento oficial de la novela que a partir del 1 de Marzo estará a la venta en todas las librerías del país, la autora nos habla acerca de sus inicios literarios, sus primeras publicaciones y de cómo se fue encontrando a sí misma a través de las letras, uniéndolo en la vida diaria con sus otras dos grandes pasiones: la remodelación de casas y las plantas.
-¿Recordás desde cuándo las letras forman parte de tu vida?
Desde que tengo memoria, ya que desde muy chiquita digo que quiero ser escritora. Mis padres escribían, eran muy lectores y tenían una biblioteca muy grande, por lo que siempre estuve familiarizada con las letras. Mi papá nos daba a mi hermano y a mí consignas de taller para que escribamos nuestras propias historias. Nos daba un título y teníamos que desarrollar en base a él. Un día el título que me dio fue “escritora por compromiso”, porque él ya veía que yo empezaba a querer escribir mis propias historias más allá de las consignas que me daba.
-¿Cómo fue el proceso de animarte a escribir tus propias historias?
Me sirvió muchísimo comenzar un taller literario a mis diecinueve años con Graciela Podestá, con quien estudié mucho tiempo y corregí mi primera novela. En ese momento estaba haciendo la carrera de Letras, la cual la había comenzado pensando que me iba a brindar herramientas de escritura. Sin embargo, eso no sucedió. A todo el que me cuenta que quiere empezar Letras porque quiere ser escritor le digo que no la haga si lo que quiere es escribir. La carrera te bloquea la escritura en lugar de estimulártela porque te volvés muy crítico de las obras que leés. Es por eso que el taller fue tan importante para mí. Allí empecé escribiendo cuentos y fue mucho después cuando me incliné hacia las novelas. De hecho, publiqué mi primera novela recién a los 37 años. En el medio terminé la carrera, me casé, nacieron mis hijos y un poco dejé de escribir. Aunque siempre estuve vinculada a los libros ya que por esos años trabajé en la Editorial Sudamericana y con un agente literario organizando eventos.
-Me parece muy interesante el hecho de que tu primera novela “Y sin embargo no llovió” publicada en 2007 esté basado en un hecho real sobre tu familia…
Así es, la protagonista de la historia es mi tía abuela. Una prima de mi mamá había descubierto hacía un tiempo un diario de viaje escrito por ella. El diario empieza diciendo “Algún día a lo mejor me anime a confesar las razones por las cuales me estoy yendo de casa” pero está inconcluso así que decidí continuarla. La novela es la finalización de su historia, el motivo por el que yo creo que lo hizo.
–¿Cómo te llega la propuesta para editarlo?
Yo venía trabajando en una agencia literaria llamada Shavelson organizando eventos culturales y habíamos organizado un proyecto que duró dos años llamado Literar que tenía como objetivo fomentar la lectura de literatura nacional. De este proyecto formaban parte las editoriales más importantes de ese momento: Sudamericana, Planeta, Alfaguara, Norma y Adriana Hidalgo. Cuando Literar tuvo su propio Stand en la Feria del Libro se decidió convocar a otras editoriales para englobar a toda la literatura argentina. Una de estas editoriales convocadas fue Simurg, un sello de autoedición que publicaba cosas muy buenas. Ahí conocí a su editor Gastón Gallo, le envié el libro y le gustó. Sabía que la difusión de mi primera novela iba a ser muy difícil, no solo porque yo era una total desconocida en ese momento sino porque además era una época donde no se nos leía tanto a los autores nacionales. Sabía que no me quedaba otra que autopublicarme y la difusión que tuvo fue nula. La prensa todavía pasaba bastante por los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales no existían. Aunque por las vueltas de la vida intentando hacer mi propia prensa, la novela llegó a las manos de Enzo Maqueira, quien fue el que me propuso sacar mi segundo libro Cuentos con Historia de la mano de Ediciones Lea.
–Cuentos con Historia nació a partir de una Beca que te otorgó el Fondo Nacional de las Artes, con el fin de realizar un proyecto que unificara la literatura con la historia, ¿De dónde surgió la idea?
El proyecto enviado al FNA se trataba de la realización de cinco tomos de cuentos infantiles que hicieran un recorrido por la historia argentina desde el descubrimiento de América hasta el siglo XX. Todo surgió en unas vacaciones familiares cuando de la nada me había puesto a contarles a mis hijos y a los hijos de unas amigas sobre la Batalla de San Lorenzo. No se los conté de la manera tradicional sino que lo hice de manera novelada, hablándoles del miedo, la oscuridad, etc. De repente me dí cuenta de que ellos estaban escuchándome atentamente. Ahí dije “A los chicos hay que contarles de esta forma las cosas”. El proyecto fue armado en conjunto con una amiga historiadora. Mi intención era además darles protagonismo a personajes secundarios de la historia y hablar de la parte más humana de cada hecho. Por ejemplo, en uno de los cuentos el protagonista es un esclavo liberto y San Martín aparece como un personaje secundario. Nunca había escrito para chicos y para realizarlos me inscribí en Casa de Letras con Liliana Bodoc. Pero lamentablemente era un proyecto demasiado ambicioso editorialmente y no conseguía dónde editarlos. Hasta que Enzo me propuso publicármelos pero haciendo un recorte y seleccionando los mejores cuentos. Quedaron muchos afuera pero el libro igualmente logró hacer un hermoso recorrido por todos esos años de historia. Siendo sincera viví la edición de cada uno de mis libros como un parto. Ser autora independiente es difícil y tiene muchos desafíos. Vengo de remarla por años, de que muchas editoriales me rechacen en el camino.
–Hasta que hace unos meses llegó el Premio Clarín de Novela…
Exactamente. Estoy dando un salto enorme. Lo más increíble es que no tenía pensado presentar la novela al Clarín, sino al Concurso del Fondo Nacional de las Artes. Encima comencé a escribirla en diciembre de 2020 porque durante la cuarentena no pude hacerlo. El plazo máximo de entrega era en febrero así que estuve todo el verano escribiéndola. En el FNA no ganó y dije “La mando al concurso de Clarín, ya fue”. Me enteré que había quedado finalista en octubre en medio de la Feria de Editores. Se me acercó una alumna y me avisó que ya habían salido los ganadores. “No me gusta ningún título” me dijo. Agarré mi celular y entré a ver. Donde retumba el silencio era el primero de la lista. No lo podía creer. No le había contado a nadie que había participado, ni siquiera a Agus Bazterrica, siendo que ella ganó el Premio en 2017. A la ceremonia me acompañaron ella y Enzo Maqueira, personas muy queridas que me vieron crecer a lo largo de estos años. En marzo sale en librerías y estoy ansiosa por ver el recibimiento del público. Falta esa instancia donde a los lectores les guste para que la novela viaje sola.
–Pasando a tu faceta como tallerista, brindás talleres de lectura y escritura desde hace muchos años y actualmente los dictás con Agustina Bazterrica, ¿Cómo surgió la propuesta de enseñar juntas?
Tengo muchos años de dar talleres, sí, de hecho el primer taller de escritura que dicté fue con un compañero de carrera cuando aún estaba estudiando Letras. Años después cuando me mudé a una nueva casa, comencé a dar talleres por mi cuenta. Durante un tiempo mi casa fue un pequeño Centro Cultural que se llamó Casa tomada. Mientras una amiga daba talleres de pintura y mi marido talleres de cine, yo daba de lectura. Mi hija era recién nacida y mientras dormía la siesta tenía a todas mis alumnas en el comedor de casa. Un día, en 2016 recibí la propuesta de parte de Agus Bazterrica para que hagamos un taller de lectura juntas y me pareció linda la idea de hacer algo en conjunto. Empezamos con solo tres alumnas y actualmente tenemos un montón y de diferentes partes del mundo.
–¿Cómo podemos hacer para anotarnos a los talleres?
Se pueden comunicar con nosotras a través de nuestra cuenta de Instagram @literatura.bazterrica.caride
–¿Cómo definirías qué es la escritura para vos?
Aparte de la escritura tengo dos pasiones. Una es el paisajismo y la otra es la remodelación de casas. Respecto a la primera, trabajé de paisajista en mi época de estudiante ya que amo las plantas. Es ver una terraza o jardín sin nada e imaginármela hermosa. Con las casas me sucede lo mismo. Una casa puede estar hecha pelota pero en mi cabeza la veo divina, renovada y con mucha luz. Y yo veo una relación entre estas dos pasiones y la escritura. Porque la escritura para mí es poder construir escenas en mi cabeza jugando con las herramientas que tengo a mi alcance. Porque así como uso las plantas, el color y la forma para construir una casa a partir de la nada, para la escritura uso la palabra, el ritmo y el tono. Con estas herramientas le doy color y forma a mis textos, de la misma manera que con las plantas le doy vida a mi jardín.
–¿Qué estás leyendo actualmente?
Acabo de terminar de leer El matrimonio de los peces rojos de Guadalupe Nettel y ahora estoy con dos: Los suicidas del fin del mundo de Leila Guerriero -porque en este momento me encuentro recorriendo pueblos patagónicos- y Pistoleros de Paula Castiglioni.
–¿Qué proyectos se vienen este año?
Seguir escribiendo y publicando. Creo que si hubiera ganado el Clarín siendo más chica quizás en este momento me encontraría paralizada, por esa sensación que a veces tenemos los autores de sentir que todo lo que escribimos tiene que superar lo anterior. Por suerte el premio aparece en un momento donde ya alcancé cierta experiencia y sobre todo mucho oficio. Ya tengo una novela casi terminada que solo le falta el cierre. Ahora que estoy bajando de la nube en la que estuve inmersa este último mes voy a poder dedicarle el tiempo que merece. Me encantaría terminarla pronto. Al igual que mi primera novela, esta también está basada en hechos reales.