En este texto la escritora y bloguera calabresa Ippolita Luzzo realiza un recorrido por autores y obras que nos hablan de una Calabria diferente. En la última década la literatura calabresa se ha consolidado a nivel nacional. A través del observatorio «Il Regno della Litweb» https://trollipp.blogspot.com/, un blog literario nacido en 2012 y muy conocido en los círculos culturales italianos, se sigue atentamente la trayectoria literaria en estos nuevos tiempos. Entre la gran novedad de los tiempos se observa la fuerte e interesante presencia de escritoras en los circuitos literarios y en las premiaciones.
En los últimos diez años, la literatura calabresa parece haber atravesado un período de renacimiento, afirmando una nueva imagen de sí misma en Italia. Existe un conjunto de obras que han emergido mucho más allá del ámbito de las fronteras regionales. Esta época comienza con el debut de autores ahora conocidos a nivel nacional: desde Mimmo Gangemi, autor entre otras cosas de «Il giudice meschino” (El juez mezquino) – de la que se basó una serie en Italia – hasta Santo Gioffrè, conocido por sus libros sobre Leonzio Pilato y Artemisia Sánchez y por su batalla civil en nombre de la salud pública. Un renacimiento literario que vio en escena a Carmine Abate, escritor arbëreshë de Carfizzi (parte de las comunidades albanocalabresas), premio Campiello en 2012 con «La collina del viento» (La colina del viento). Un resurgimiento literario que continúa en 2013 con Domenico Dara, finalista del Premio Calvino con su «Breve trattato sulle coincidenze“ (Breve tratado sobre las coincidencias). Como él, aparecen en el panorama literario otros escritores calabreses residentes en el Norte pero estrechamente vinculados a su región de origen: Olimpio Talarico, con sus libros ambientados en Caccuri; Gioacchino Criaco, con su “Anime nere” (Almas negras), ambientada en África, y Giuseppe Aloe, finalista del Premio Strega con “La logica del desiderio” (La lógica del deseo), considerado por sus propios compañeros como maestro dello stile.
Entre los escritores calabreses que más admiro y amo es Rocco Carbone. La editorial Rubbetino ha reimpreso su obra. Este escritor, nacido en Cosoleto, provincia de Reggio Calabria, en 1962 y fallecido en 2011 en Roma. Es un escritor de gran valor: basta mencionar «Agosto«, L’apparizione” (La aparición), “Libera i miei nemici» (Liberen a mis enemigos») y su obra maestra póstuma «Padre Americano«, editada por Emanuele Trevi. El propio Emanuele Trevi, de madre calabresa, escribió la novela «Due vite” (Dos vidas) que cuenta la vida de Rocco Carbone y Pia Pera. La novela ganó el Premio Strega y es un poco como si lo hubiera ganado Rocco Carbone. Comparto el amor por Carbone con Rino Garro, otro escritor calabrés que vive en Florencia y publica en Rubbettino, la editorial más famosa de Calabria y conocida en todo el Sur.
A esta lista se suman las nuevas generaciones calabresas que persiguen una literatura exquisita y de alta calidad: Angela Bubba, con su «Elsa«, una novela-biografía premiada sobre Elsa Morante; Elena Giorgiana Mirabelli, autora de «Maizo» que colabora con la Escuela Holden y es editora y curadora de la serie Nodi per Zona 42; Sara Maria Serafini, con una escritura realista que a veces juega con el género, y que se adentra en el mundo de las revistas, en particular con «Risme«, acreditada en el jurado del Premio Strega. De nuevo, Alessia Principe, que con «Stelle meccaniche» (Estrellas mecánicas) es todo un exponente de la literatura fantástica, y demuestra atención a la literatura de género en diferentes formas. Letizia Cuzzola también publica un libro extraordinario, » Non muoio neanche se mi ammazzano” (No moriré aunque me maten), una novela histórica documentada con rigurosas investigaciones en los archivos estatales. Alessandro Chidichimo, con su “Tu, Toi”, nos ofrece en cambio un libro equilibrado entre las diferentes lenguas europeas. Luego están Massimo Salvati, autor y redactor jefe de la revista «Palin», y Francesca Veltri, autora de «Edipo a Berlino» (Edipo en Berlín) y «Malapace«, recientemente nominada al Premio Strega.
También hay una gran emergencia en la no ficción, con Claudio Cordova, periodista y fundador del periódico «Il dispaccio», además de autor de libros potentes como «La nave dei velen» y «Gotha«, un ensayo sobre la conexiones entre el crimen organizado y la masonería. También son interesantes los volúmenes de Alessandro de Virgilio sobre el «Pachetto Colombo» (Paquete Colombo) y «Le quattro giornate di Catanzaro” (Las cuatro jornadas de Catanzaro). Hay varios libros de Salvatore Conaci, que elige un género de suspenso esotérico o negro; o los de Martino Ciano, publicados con “Zeig” y “Oltrepassare”(Ir más allá), libros que denuncian el malestar social e individual. Daniela Grandinetti, con «Le mani in tasca» (Las manos en el bolsillo), relata el período sangriento de las Brigadas Rojas y continúa su viaje con «Luna Pietra» (Luna Piedra). Nicola Cosentino aparece desde hace algún tiempo en los periódicos nacionales como crítico literario, y es reseñado en mi blog con su primera novela «Vita e morte delle aragoste” (Vida y muerte de las langostas), Premio Brancati Giovani en 2018.
Por tanto, la literatura calabresa, en su cruce de fronteras regionales, refuta hoy la imagen estereotipada de una Calabria marginada y emigrante y afirma una autonomía diferente de hacer y de estar en el mundo. Aún quedan muchos autores que vale la pena mencionar, y se pueden encontrar en el blog en italiano «Il Regno della Litweb», donde cada uno de ellos está ampliamente cubierto con actualizaciones sobre nuevas publicaciones, ofreciendo una mirada de 360 grados a la literatura calabresa e italiana, en libros y sobre el sabor de la libertad que nos ofrecen.