Si me lo permiten, esta vez vamos a empezar por la forma y el sonido. Morfología y fonología, técnicamente hablando. El término que nos ocupa, lo amerita. Tratemos por un instante de olvidarnos de su significado, hagamos de cuenta que lo desconocemos y dejémonos guiar solo por su aspecto y sonoridad, ¿en qué nos hace pensar la palabra borborigmo? ¿A qué se deberá esa insistencia del comienzo, ese machaque? Es evidente que algo bulle ahí, ¿no? Tartamudea, no termina de arrancar. Hace pensar en un motor venido a menos que no se resigna, que intenta, a pesar de todo, de los años y los malos tratos, mantenerse regulando. Igmo, por su parte, tiene aspecto de sufijo primo hermano de ismo, que significa doctrina o movimiento, pero ¿qué doctrina sería esta?