Mi identidad como compositor, como intérprete y como escritor es el resultado directo de una vida tan ecléctica como ha sido la mía. Durante los últimos 66 años he tocado tanto como solista como en orquestas sinfónicas y bailables, teatro, ballet, cabarets, ópera, grupos de Jazz y de cámara, charangas, desfiles, entierros y otras ceremonias con bandas militares. Por ello es que tanto si improviso en lo jazzístico, como al componer en el mundo llamado “clásico”, los distintos elementos de que me he nutrido todos estos años se interrelacionan y retroalimentan. Una de mis más felices experiencias como escritor, fue cuando Norita, una amiguita de la infancia que leyó uno de mis libros que llegó a Cuba, me dijo por teléfono: “Leer ese libro tuyo me hizo sentir que me estabas hablando, como en los días que nos veíamos a diario en la cola de la bodega en Marianao”. De alguna forma, siempre sale la misma, o las muchas personas que viven en mí (¡o en Fa!). Soy un Geminis típico.