Nadie cuenta qué pasó con todos los sabios que no pudieron contestar. Sí sabemos que Tiberio, que entre sus cosas tuvo el haber suspendido las peleas de gladiadores, no por bueno sino para ahorrarle dinero a Roma, fue asesinado en su cama por el jefe de la guardia pretoriana de su pariente Calígula, algo que seguro no lo tomó por sorpresa pues al nombrar a este último, su sucesor, sentenció: “Estoy criando a una víbora entre los pechos de Roma”.