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Diego Berardo: La cultura construye futuro.

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Por Claribel Terré Morell

¿Qué es un centro cultural exitoso?, se pregunta Diego Berardo, Director General del Centro Cultural General San Martín, un espacio mítico en la Ciudad de Buenos Aires que él, junto a su equipo, quiere volver a poner bien arriba y transformar en el Centro de Pensamiento y Expresiones Contemporáneas más importante de América Latina.

“Yo creo que lo más importante es poder pensar mucho para qué una persona o grupo de personas decide crear un centro cultural. Un centro cultural es, fundamentalmente, un espacio de expresión de ideas, de pensamientos, un espacio de creación artística, donde poder poner en valor la posibilidad de hacerlo en libertad”.

“Pero cierto es que para que un centro cultural tenga continuidad en el tiempo, necesariamente debe conocer el lugar en el que va a desarrollar sus actividades y, fundamentalmente, dialogar con la comunidad, los ciudadanos en donde dicho centro pretender instalarse”.

Es importante que los estados tengan centros culturales que puedan recibir, acompañar, dar espacio, convocar a las diferentes expresiones artísticas y del pensamiento para generar, desde ahí, propuestas que permitan a los ciudadanos mejorar su calidad de vida. La cultura es un puente que nos permite promover el desarrollo de nuestras ciudades y, en consecuencia, la vida de los que las habitamos y visitamos.

Berardo, un gestor cultural de los que realmente conoce su trabajo, fue director de El Sabato Espacio Cultural de la Universidad de Buenos Aires. Coordinó los centros culturales Alfonsina Storni y El Eternauta del Programa Cultural en Barrios y el espacio cultural Crearte de la ciudad de Rosario al igual que el Foro Cultural de las Universidades Argentinas en el 2018. Actualmente también dirige la Diplomatura en Gestión Cultural del IML-IUPA.

Es además un entusiasta por naturaleza, del tipo que reconoce las fragilidades del sistema cultural pero que apuesta al diálogo intercultural, a la cooperación y a potenciar el valor agregado de las artes.

-¿Cómo ves el futuro de los gestores culturales?

Lo veo en constante crecimiento. Y con el desafío de construir redes para que los proyectos se nutran de otras experiencias y tengan continuidad en el tiempo.

-¿Cuál es el rol que hoy ocupa el Cultural San Martín dentro del circuito cultural de la Ciudad de Buenos Aires y qué significa para el resto del país?

El Cultural San Martín hoy, en tiempo de pandemia, se propone y cumple el rol de ser hogar de quienes crean, piensan, reflexionan, dialogan, proponen, hacen la cultura en la ciudad. Alojar al sector cultural alternativo, independiente, experimental, que en el marco de los protocolos para funcionar no encuentra espacio para mostrar lo que saben y les gusta hacer

Para el país, para muchos países, el Cultural San Martín es un faro, una referencia. No solo por sus acontecimientos artísticos, también por haber sido parte de la historia de muchos artistas que luego triunfaron en el mundo, y por ser parte fundante de hechos históricos desde la recuperación de la democracia hasta la fecha.

Son 50 años construyendo ciudadanía cultural. Entendiendo a la cultura en su sentido más amplio.

¿Una buena idea es garantía?

En las sociedades que vivimos, las ideas se van alimentando cotidianamente. Lo más importante para que sea garantía (a pesar de que en nuestro país es difícil asegurarlo) es siempre dialogar y construir nuestras ideas con quienes vamos a interactuar, que seguramente serán los depositarios de nuestra idea.

– ¿Cómo organizaron la programación del Cultural San Martín en este 2021? ¿De qué manera trabajan lo virtual con lo presencial?  ¿Qué fue lo más difícil?

Este 2021 la programación que presentaremos atiende nuestro compromiso con los artistas que iban a formar parte de la propuesta 2020. Sumamos propuestas de artistas independientes para que puedan presentar sus propias producciones, debido a la imposibilidad de hacerlo en el circuito alternativo. Y estamos terminando de dar forma a las convocatorias de visuales y música que realizamos en 2020 y que también nos comprometimos a dar lugar apenas abramos.

No sentimos que la actividad online haya sido tan difícil. En 2020 cuando pensamos cómo seguir vinculados con nuestros públicos y seguidores, rápidamente generamos contenido para la plataforma del Ministerio de Cultura, Vivamos Cultura, y en nuestras redes diálogos con artistas, periodistas, académicos, dramaturgos argentinos y del exterior, en ciclos en vivo.

Y generamos una propuesta de talleres online para que nuestros talleristas mantengan la posibilidad de seguir vinculados con sus participantes y al mismo tiempo incorporar recursos en un año que fue terrible para el trabajo del sector cultural.

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-En la cultura parece siempre haber un dilema entre lo popular y lo elitista y entre lo privado y lo estatal. ¿Cuál es tu opinión?

La cultura, en su sentido más amplio que excede el arte, nos atraviesa en todas las esferas de nuestra vida. Debe entonces acompañar, dar lugar, posibilidades a todos para crear. Para despertar pasiones. Y entonces también, expresar a todos.
Lo privado, entendido como un sector que apuesta fuertemente a la creación, a la generación de proyectos, trabajo, es muy importante y más aún si logra un diálogo y articulación con lo público estatal. El mejor ejemplo hoy es el programa de Mecenazgo que el Ministerio de Cultura de la ciudad viene llevando adelante desde hace muchos años.

Así, de la mano del sector privado, se generan recursos para el sector cultural que de esta manera puede desarrollar sus obras y proyectos.

-¿Se puede hablar de un nuevo modelo de cultura?

Se puede decir que la pandemia obligó a los artistas, productores, dramaturgos, directores a repensarse y llevar adelante modos que les permitan seguir en contacto con sus públicos, por un lado, y generar recursos para vivir, por el otro. El sector público también. Fue así que desde el Ministerio de Cultura de la ciudad se promovieron nuevos formatos y plataformas para mantener viva la cultura y que los artistas y colectivos puedan mostrar lo que estaban haciendo en pandemia. Naciendo, así, la plataforma Vivamos Cultura.

Ese repensarse sin duda también nos involucra como funcionarios que debemos construir escenarios posibles para que la cultura pueda estar presente.

El modelo cultural que está surgiendo pone el foco en construir redes, brindar herramientas de formación vinculado a las nuevas tecnologías y formatos para que lo nuevo que llegó con la pandemia y resultó amigable, se pueda mantener y mejorar a través de distintas propuestas.

-¿Cómo ves la reacción de la comunidad (artistas y público) ante este nuevo escenario “pandémico” de cierre de lugares, inactividad laboral, suspensión de actividades?

Fueron momentos difíciles para el sector. El cierre de lugares es algo que nos duele a todos. Desde el Ministerio de Cultura de la ciudad acompañamos multiplicando recursos y generando espacios online. Pero es cierto que la magnitud de la crisis fue muy grande. Siento al mismo tiempo que la inmensa mayoría se propuso generar propuestas desde casa para estar activos y producir recursos.

Siento también que fue una gran oportunidad (lo sigue siendo) para pensar la cultura en la ciudad. Para mirarnos y poder dialogar acerca de cómo la comunidad y el estado planifican el desarrollo territorial de la actividad cultural. Y pienso que es un tema de debate necesario hacia adelante.

-¿El público tendrá la última palabra?

El público tiene la última palabra sobre sus gustos. Pero sobre quienes piensan, pensamos la cultura de una ciudad, no es el público quien la tiene. La escena es solo una parte. La cultura excede las artes.

-¿La cultura es política?

La cultura es la herramienta más maravillosa para transformar la vida de cada uno de nosotros. Para generar trabajo y con él promover el desarrollo personal y colectivo. Es política porque desde la cultura construimos ciudadanía. Y en estos tiempos de grieta es mucho más porque la cultura construye puente allí donde los políticos no logran hacerlo.