“En la época de mi abuelo cambiar el tango era mal visto. Hoy le ponés un bombo a un tango y nadie protesta. Esa fue una época donde hubo lío en Brasil cuando el bossa nova apareció, hubo problemas con el bebop en Estados Unidos también, pero eran movimientos de un montón de músicos: Jobim, João Gilberto, Charlie Parker, Miles Davis, un montón de gente… Lo que le pasó a mi abuelo es que estaba solo. No había un equipo de compositores haciendo esta nueva música. El tango era muy tradicionalista y atacaban a un tipo que estaba absolutamente solo. Además en ese tiempo el tango era para bailar y él quería que fuera para escuchar. Mi abuelo en la película “Los años del tiburón” dice: “al fin y al cabo todos los que me criticaban me terminaron haciendo famoso”. Claro, se armaban tales líos cada vez que tocaba que salía en las tapas de los diarios todos los días. Esa contra provocó que se haga más visible. Él además tenia mucha convicción, mucha personalidad, conocía muy bien el tango, había debutado musicalmente con Gardel, después estuvo mucho tiempo con Troilo, se había criado en Estados Unidos y de ahí tenia el contacto con el jazz. Todo lo hizo con mucha autoridad. No podés cambiar un género si no conocés muy bien su raíz. Y él la conocía”.