Patricio Zain es un astrónomo poco convencional. O al menos, no es el prototipo de astrónomo que tenía en mi cabeza cuando empezamos a conversar. Es relajado, viste canchero, le encanta la cultura pop (desde la música más “coreografeable” hasta el manga My Hero Academia y series como The Expanse, Neon Genesis Evangelion y la saga de Buffy, la cazavampiros) y vive con sus dos gatos.
Decía que es relajado porque si bien acordamos encontrarnos por Zoom un lunes, ese lunes cumplimos, pero no habíamos definido un horario, el horario. Entonces, cerca del mediodía le escribí y le pregunté si tenía un hueco: me contestó enseguida que sí. Armé un link y a los diez minutos Zain ya me estaba presentando al Nene y a la Señora, sus mascotas convivientes, que fueron casi tan protagonistas de la nota como el joven autor.
“Lo mío con la astronomía no fue algo de toda la vida, no es que de chico soñara con ser astrónomo”, confiesa Zain. Fue más bien un oficio tardío, según relata. Pero una vez que lo descubrió, que se dio cuenta de que estudiar las estrellas era lo suyo, ahí sí que no paró. Terminó la carrera, se doctoró, y fue durante la redacción de su tesis doctoral que llegó la propuesta de escribir un libro. Zain venía haciendo divulgación en redes (de hecho tiene muchísimos seguidores, es todo un fenómeno). Su objetivo siempre fue enseñar astronomía despojándose del aura del científico que lo sabe todo. Lo que más hace, dice (y nos reímos), es derribar fake news, sobre todo las que, basadas en papers complejos e híper técnicos, arrojan pronósticos tremendistas sobre el fin del mundo: se acerca un meteorito y nos morimos todos (ese titular, con mínimas desviaciones, repetido hasta el hartazgo). A lo que Zain responde: “No, no va a impactar contra nosotros”. Pero, claro, la noticia vende y siempre hay quien esté dispuesto a comprarla.
Lo cierto es que Zain terminó su tesis, y en lugar de mandarse de mochilero a recorrer el mundo con las estrellas mirando desde arriba, Zain se leyó cientos de papers (¿miles?) y convirtió años de estudio en un volumen de unas 245 páginas. Su primer libro aborda el sistema solar, su especialidad, y qué mejor que leerlo con una playlist que reproduzca los hits de sus ídolas: Taylor Swift y Lady Gaga.
¿Cuál fue tu propósito al escribir el libro?
Hacer un recorrido del Sistema Solar. Todos tenemos alguna idea de qué es porque lo estudiamos en el colegio. Los planetas los conocemos, sabemos que Saturno tiene anillos, que Júpiter es gigante, que algo pasó con Plutón y que Marte es el influencer. Es el que recibe todas las misiones. Después tenemos noticias sueltas que atrás llevan años de investigación, por supuesto. Mi propósito fue salir del terreno conocido del sistema Tierra-Luna, e ir más allá. Estamos en una etapa muy interesante de la exploración espacial (arrancó en los sesenta) y mandamos naves a orbitar casi todos los planetas y a recoger muestras de asteroides, pero la pregunta recurrente es: ¿por qué destinamos tanta plata en conocer más acerca de otros planetas y no la invertimos en salvar al nuestro? Bueno, porque ese conocimiento nos permite entender de dónde venimos, por qué la Tierra es como es, cómo podemos ayudarla.
Contanos más sobre eso…
La astronomía se ocupó de poner a la Tierra en su contexto. Un contexto donde hay otros planetas, satélites, cometas y asteroides, que pasaron por distintos estadios y ahora están en etapas distintas a la que atravesamos hoy en nuestro planeta. Por ejemplo, Venus es un planeta que en términos de tamaño y masa es muy parecido a la Tierra, pero la Tierra está mucho más cerca del Sol, y, aún así, en Venus hay temperaturas tan altas que lo hacen inhabitable. La Tierra es un planeta con atmósfera, agua líquida, gatitos y una Lady Gaga y Venus es hostil, un infierno. La pregunta es por qué.
En tu respuesta aparece el tono que elegís para escribir, que, por cierto, me resulta muy entretenido y actual.
Es que yo podría describirte todas las condiciones que hacen de Venus un infierno o te puedo citar (la canción) “Venus” de Lady Gaga (https://youtu.be/VHQkcN1d1eE).
Hay otro aspecto que me parece interesante en tu libro y es que sos autorreferencial y metarreferencial. Tu astronomía es una astronomía que habla de la astronomía. En los medios escuchamos a científicos que a veces aparecen como figuras casi sagradas, que pueden revelar verdades absolutas, pero la ciencia no funciona así. Y vos ponés eso en evidencia.
Tal cual. Parece que vienen con el manto de la verdad a revelarte todo, como si fuera invariable. Pero, lo cierto, es que en el conocimiento del Sistema Solar tenés las expediciones espaciales, que con instrumentos te traen un montón de información, similar a lo que hace la astronomía observacional. Pero después hay que explicar todo eso. Interpretarlo y contextualizarlo. Es decir, qué información aporta a lo que sabemos de cómo nació el Sistema Solar. Por otro lado, tenemos las simulaciones computacionales, porque no podemos recrear el Big Bang. Y así van modificándose hipótesis, surgen otras. Es decir, explicar el Sistema Solar como si supiéramos todo implica negar que la ciencia avanza de otra manera.
¿Al observar un cometa y estudiarlo podemos conocer el pasado del Sistema Solar?
Sí, los asteroides nos muestran cómo era el Sistema Solar hace muchísimo tiempo. Eso nos ayuda a entender cómo surgió la Tierra y los demás planetas.
En tu libro hablás de varios satélites que podrían ser habitables, algunos que el público general quizás ni siquiera conoce por nombre. ¿Qué es un planeta y qué un satélite? ¿Qué los diferencia?
La definición de “planeta” cambió en 2006 y ahí se acordó que Plutón dejaría de ser considerado planeta y pasaría a ser un planeta enano. Dos astrónomos uruguayos iniciaron ese lío. Es una gran discusión. Hay una parte de la astronomía que no está de acuerdo con la idea de distinguir entre planeta y satélite. Pero las definiciones son acuerdos, creaciones, inventos para ordenar y clasificar el conocimiento, y esos acuerdos son necesarios. El tema es que a la definición de planeta hubo que cambiarla porque a partir de los noventa se empezaron a descubrir un montón de cuerpos parecidos a Plutón en un mismo espacio vital -el Cinturón de Kuiper (también conocido como cinturón de Edgeworth-Kuiper, es una especie de disco circunestelar que se ubica en el Sistema Solar exterior y que arranca en la órbita de Neptuno: https://spaceplace.nasa.gov/kuiper-belt/sp/)-. Entonces, o son todos planetas o son parte de otra cosa que no sabemos qué es. Algo similar ocurrió con el cinturón de asteroides. Finalmente se llegó a una definición de planeta que es la que está vigente ahora: “Un planeta orbita al Sol, es esférico, y el criterio polémico es que limpió la proximidad de su órbita, es decir, en la proximidad de su órbita no hay otro cuerpo parecido a él”. Este último requisito Plutón no lo cumplía, por eso dejó de ser catalogado como planeta. Tranquilamente esta definición podría cambiar mañana mismo.
¿Es lógico pensar que el futuro de la humanidad podría desarrollarse en un satélite y no en un planeta? ¿Podríamos encontrar algún tipo de vida en un satélite y no en un planeta?
Sí. Justamente dentro de lo que son los satélites tenés una gran diversidad de mundos. Nosotros no sabemos cómo surgió la vida en la Tierra, pero sí sabemos lo que necesitamos para que un planeta sea habitable. Entonces, hay lugares del Sistema Solar donde esas condiciones podrían cumplirse, pero de ahí a que vivamos en, por ejemplo, Ganímedes, eso es otra cosa.
Algo que sí vemos en varias series…
Sí, en The Expanse la humanidad tiene colonias y repúblicas en planetas, satélites. Es un gran “puede ser”. Dentro de esa diversidad de mundos, está Titán, por ejemplo, que es como era la Tierra en sus primeros años antes de que apareciera la vida. Eso, por ahora, entra dentro de la ciencia ficción.
¿Qué tan real es lo que se muestra en una película como The Martian?
Es bastante realista. Así serían las primeras misiones en Marte. Estarían en domos a resguardo de la radiación, con trajes gigantes para salir, demoras en las comunicaciones. En el libro a esta situación la retrato con la analogía de alguien que te ghostea. “Hola, ¿cómo andás?”, y el otro o la otra te contesta en diez horas. En una situación de vida o muerte eso sería complicado. A largo plazo las misiones tripuladas irían en esa dirección, todo debería ser autosustentable.
¿Sabemos dónde empieza y dónde termina el Sistema Solar?
El inferior es el Sol, que con su gravedad nos tiene a esta familia de mundos orbitando a su alrededor, y el límite exterior es la Nube de Oort (https://www.ngenespanol.com/el-espacio/que-es-la-nube-de-oort/amp/), cascarón esférico que rodea al Sistema Solar. La distancia exacta de dónde termina no se conoce. No se observó aún ningún cuerpo en la Nube de Oort, que se descubrió en 1950.
¿Cómo?
Los planetas están más o menos en el mismo plano, pero llegaban cometas desde otras direcciones. Ahí se empezó a sospechar que existía la Nube de Oort.
¿Qué se sabe de otras galaxias?
Se sabe que existen y se estudian. Es una de las ramas de la astronomía. Hay galaxias, cúmulos de galaxias y súper cúmulos de galaxias. El Sol es una de las miles de millones de estrellas en la Vía Láctea. Pero son muy lejanas. La ciencia ficción se la rebusca con los agujeros de gusano para viajar de una galaxia a otra.
¿Cuál es el planeta que te resulta más apasionante para estudiar?
Todos tienen lo suyo porque son todos muy diferentes. Marte es el que puede tener más implicancia en la humanidad. En veinte años o menos seguramente haya humanos caminando en Marte. De ahí a vivir ya es otra cosa. Júpiter es un monstruo, un festín meteorológico y ahora hay una sonda ahí, que a partir de muchas cosas que descubrió, dio vuelta algunos conocimientos sobre el Sistema Solar. Pero mi preferido es el planeta enano, Plutón. Tiene un corazón (hacer clic en este link para ver el corazón: https://www.ngenespanol.com/ciencia/asi-es-el-corazon-de-pluton/amp/). Es hielo en movimiento. Súper complejo.
Qué está leyendo Patricio Zain:
–Fundación, Isaac Asimov. -Me encanta la fanfiction. -Maurice Leblanc