¿Por qué Indie libros y tú dentro del proyecto?
Era una idea audaz: editar libros cortos que nacieran digitales. Siempre me interesó el soporte digital, las búsquedas de la palabra más allá del papel. Era lectora de digital desde hacía bastante tiempo. Me sentía completamente cómoda con el formato.
Eres una de las mejores editoras culturales de Argentina, estás en el diario que más se lee, además de periodista, eres escritora y ahora estás frente a una editorial, digital, de la cual todos hablan. ¿Con cuál de todas estas facetas tuyas te sientes mejor?
Ja, ja. Gracias. Es todo parecido: leer, escribir, ver el mundo, leer, escribir. Me resulta difícil separarlos. El diario tiene la tensión de urgente y del alcance masivo, es fascinante. Escribir es revolverse. Editar es leer subrayando y poder meter mano, discutir con los autores, poner en el mundo algo que va a durar. No puedo elegir… ¡poliamor!
Cualquier editor se enfrenta a amores y a odios, todos sentimientos complejos. Creaste una editorial orientada a temas de género, feminismo y nuevas masculinidades. ¿No tienes miedo? ¿Cómo es el proceso de selección de los libros que publican?
¿De qué tendría que tener miedo? No tengo miedo ni me doy cuenta de cuál es el peligro. Los libros llegan por distintas vías: porque veo a los autores en Twitter y pido que amplíen sus posiciones, porque conozco sus trabajos y pido algo más, porque ofrecen algo que ya tienen… veo el proyecto y me imagino si hace a la colección, si es parte, si la hace crecer. Después leemos los textos y a veces sugerimos cambios o pedimos ampliaciones. Trabajo con Belén Marinone y Julieta Roffo. Es un trabajo de entusiasmo conjunto.