Yo vivo en San Patricio, acá pasando el Faro, a cinco cuadras del Acantilado. Entonces hay un momento en la ruta, que tiene muchas curvas y contracurvas, y muchas subidas y bajadas. Y hay una instancia en la que empezás a elevarte hacia la izquierda, yendo de Mar del Plata a Miramar, y tenés una panorámica del acantilado que es una vista muy de película. A veces el atardecer se pone violeta con rosa… Vas a otras playas y pensás que sí, que Mar del Plata compite, re-compite. Hay un libro que salió el año pasado, Un reino junto al mar, de Santiago García Navarro, es un libro rarísimo, absolutamente intelectual, pero a su vez una escritura muy hermosa. Es una mezcla de novela con tesis doctoral de turismo y con fotonovela, porque tiene fotos por todos lados, y va comparando cómo se forman las playas en los cincuenta y los sesenta en Río de Janeiro y en Mar del Plata, las relaciones entre una y otra. Es alucinante. Es una de las mejores cosas que leí el año pasado. La pregunta es: ¿por qué la gente de Río viajaba a Mar del Plata?