Franjas de estados. Torta, pastel, capas de tierra, eras geológicas.
Así, querida amiga, voy.
Un instante y llueve con gotas espaciadas
un hombre ya abrió su paraguas negro y sonríe.
El barrendero saluda a alguien a la distancia
y detrás mío un teléfono anuncia la llegada de un mensaje para otra persona,
con el mismo sonido que me llegan a mí.
Todavía me duele cuando giro el cuello.
La tensión de los últimos días fue como un acto suicida.
Franjas, decía de estados,
porque aún a costa de traicionar a alguien
tengo que decir que no estoy muy contenta que digamos
por no decir que me cuesta sonreír.
En extremo vulnerable me pongo severa,
trato mal a los demás, me irritan,
los culpo de mis penas, me fastidian sus sugerencias,
o simplemente siento que me distraen.