Tú. Siempre ahí. Floreciendo cada bordillo y rebosando cada desagüe, eso eres
Tú.
¿Tú miras fijo a la melancolía? ¿A la pantalla en blanco? A los nudos tecleados o por teclear o
Tú te contentas con leer en un café. Un libro sin letra alguna de mi nombre.
Tú no eres celoso como lo estoy yo de cada camarera que te haya rozado la mano
Tú por el regreso de la humanidad, todo natural, todo en carne viva y químicamente abundas
Tú me amarras a esa pantalla, de nuevo, lo sé, pero ¿has considerado que…? Oh.
Tú tienes que irte.
¿Tú estás enfadado? Oh. La verdad es que no consigo que
Tú sientas nada en absoluto. Pero
Tú no sabes cómo
Te toco en mitad del día, tócame, dices, pero
Tú no eres más que una sonrisa congelada.
Tú no puedes tocar desde mi mesita de noche, no sí o no.
Tú no quieres hablar de cómo las magnolias
Te imitan y cariño no estoy resentida con
Tigo. Yo sólo
Te admiro más.
Te admiro más. Tomo cada blandura que
Tú me das y todavía quiero más.