“Mejor que te agarre (él dijo que te coja) sudando cuando llegue la inspiración” me dijo un viejo profesor español en medio del calor sevillano. Sudar y conocer. El sudor se presenta solo o por cercanía, fricción o frotación (como dice un amigo sexólogo) con otro u otra. Existe un sudor vincular, de cercanía, de varias epidermis. Explosivo e implosivo. Pero hay una primerísima transpiración, esa, de acercarse a otro u otra. Todo vínculo necesita sudor. O diversas variedades del mismo. Mucho líquido, por lo menos, para esta época donde la fragilidad y velocidad de los vínculos acecha y los organiza.