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Viajar y crecer

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Reflexiones y consejos para cuando estés lejos.

Por Sabrina López Bó

Enfrentá tus miedos.
Lográ tus metas.
Afrontá nuevos desafíos.
Cambiá el plan.
Poné el pecho a los obstáculos.
Soportá el qué dirán, los «yo te dije», los «volvé», los «te extraño».

Abrí la cabeza, adquirí experiencia.
Conocé nuevas caras, nuevas historias, nuevas comidas y estilos de vida.
Descubrí otras culturas, otras respuestas, otras maneras de ver la vida.

Contale a alguien de algún libro que leíste, leé alguno que te hayan recomendado.
Intercambiá palabras y -¿por qué no?- otro idioma… por más que no entiendas qué te dicen
y termines comunicándote a través de señas, gestos o bromas.

Viajá acá, salí allá, andá en compañía;
animate a ir solo con vos y acompañate en el durante con perfectos extraños.

Guardá en la cajita de tesoros cada rostro y cada momento.
Atesorá todo lo nuevo vivido y también lo compartido.
Volvé a separarte, con la promesa de algún reencuentro.

Gastá el dinero justo, derrochá algún billete, mezquiná otro tanto;
sufrí por quedarte sin un peso, por no poder conseguirlo de vuelta,
esforzate por lograrlo y adquirirlo de alguna manera,
aún haciendo aquello que jamás hubieras imaginado.

Pagá y viajá cómodo, cerca o lejos.
Alguna vez animate y hacé dedo, con o sin miedo,
no imaginás la cantidad de ángeles que hay caídos del cielo.

Recorré todo lo que puedas, permitite sudar, cansarte, mojarte, quedarte sin aire.
Experimentá la adrenalina, caminá por senderos estrechos que den al vacío,
pasá por debajo de alguna cascada, columpiate al borde del abismo,
bajá corriendo una montaña y subí jadeando algún camino empinadísimo.

También dejate ganar por el cansancio, disfrutá de algún día de no hacer nada, de algún día de relajo y fiaca.

Gozá hasta de lo simple, de tocar una guitarra, de tomar unos buenosmates,
de estar en algún rincón del mundo a cielo abierto,
sintiendo la vida abrazándote y las caricias del viento.

Rodeate de verde, caminá sin ningún calzado sobre la playa,
metete en alguna piscina natural,
sea la de un arroyo o de algún manantial.

Tomá sol, resguardate en la sombra, observá el cielo, apreciá la luna,
contá las estrellas, mirá las nubes y ya que estás, prendete a alguna.
Dejá que la lluvia te moje y saltá en algún charquito que esta forme.
Permitite sentir mal, sentirte a pleno, sentirte inmenso o más bien pequeño…

Deleitá tus ojos con cada paisaje, cada color u obscuridad,
sacá muchas fotos, pero retené más con tu memoria,
te aseguro que de ahí no se pierden ni se borran.
Abrite a que te conozcan, abrite a que se te presenten.
Abrite a forjar nuevas amistades espontáneas, aquellas que
-aunque no perduren en el tiempo o no puedas volver a ver-
vivirán en tu recuerdo para siempre.
Hacé amistades eternas.

Aprendé algo nuevo, hacé algo que nunca hayas hecho,
pero también dejá una enseñanza, sembrá un granito de vos en alguien más.

Permitite ser cuerdo y también un poco no tanto.

Extrañá a tus familiares, a tus amores, a tus pasiones y amistades.
El estar lejos te separa en cuerpo, no en pensamiento, ni mucho menos en sentimiento,
e incluso con la lejanía física descubrirás cómo -hasta lo más sonso- se valora como nunca
antes lo has hecho.

Dejate llorar, dejate llevar, dejate reír, también decepcionar
y nunca dejes de permitirte maravillar.

Dormí poco, dormí mucho, no duermas nada.
Hacé alguna noche una fogata en la playa.
Cantá con amigos o improvisá, acompañados con la música de bombos y guitarras.
Contá tu historia, escuchá la de otros.
Mojá tus pies en el mar o metete profundo,
pero no te olvides de al menos flotar.

Despedite de alguien que se va o recibí de brazos abiertos a nuevas personas que llegarán.
Reunite con aquellos que te llenen, que te hagan sentir con las pilas recargadas.
Confía en algunos, desconfía de otros.
Tené precaución pero no permitas que el temor se haga carne en vos.

No dejes de hacer algo por el miedo.
Con cautela y buena energía, lo bueno se acerca y se mete en tu vida.

Reí a carcajadas, no te avergüences de nada.
Mirá un atardecer, disfrutá de un rico trago.
Probá algún jugo natural, aunque sea amargo o viscoso al saborear.

Hablá distinto, hablá como el resto, hablá a tu manera, hablá hasta el cansancio
o simplemente no hables nada.
Caminá por la calle de día, caminá por la calle de noche.
Subite a alguna bicicleta y salí a dar una vuelta.
Volá en el aire, pero también permitite volar por dentro.

Descubrite a vos mismo o a vos misma, dudá de tu futuro, de tus decisiones,
proyectate nuevos horizontes, aceptá lo que antes no.
Aclará tus ideas, obtené nuevos pensamientos.
Dá pasos firmes, vacilá,
permitite dudar y también equivocar.

Animate a decir lo que nunca te animaste –aunque se lo digas a una persona desconocida-.
Cantá sin vergüenza al qué dirán.
Pegá un grito de vez en cuando.
Bailá como quieras, como si nada te importara.

Llená tu mochila de experiencias, de anécdotas, de paisajes,
de amistades, de nuevas adquisiciones,
sean estas materiales o simplemente de grandes valores.

Los errores suceden, no somos perfectos,
pero de cada cosa que te pase tomá lo bueno.
Dicen que aquel que viaja, nunca vuelve a ser el mismo… y debo decirte que es cierto.
Porque esta experiencia, sus vivencias e intercambios
te terminan abriendo la cabeza más de lo que hubieses imaginado.
Incluso ahora ya no sos como eras antes y definitivamente ya no sos como eras ayer.
Sos un ser que está «siendo» constantemente, que vas cambiando.

Y ese cambiar constante, hay que agradecerlo,
ya que tenemos la oportunidad de poder redireccionar una y otra vez nuestras decisiones.
Podemos volver a elegir, volver a acertar, volver a confundirnos, volver a equivocarnos,
pero nuevamente con la posibilidad de cambiarlo, de tomar otro camino,
de optar por otra dirección.
Pero más allá de los cambios, en cada paso dado, cada experiencia adquirida,
lo importante es: disfrutar y/o aprender de todas las cosas vividas.

Sabrina López Bó (Bs. As. – 1988)

Su verdadero nombre es Raquel Sabrina Gorosito López. Se recibió de Comunicadora Social especializada en periodismo, siguió formándose, realizando postítulos en periodismo digital y comunicación audiovisual, cursos de guión, copywriter, entre otros. Es Productora general e integral de festivales y eventos masivos, productora ejecutiva de radio y conductora de  programa radial. Ha publicado la novela, La hija de la luna: Al principio todo era un caos.