En los dos días que pasé en París, parando en la casa de los Pons, buenos amigos de mi abuelo Astor y de tantos artistas argentinos, tanto Jaqueline como su hijo Fred, me llevaron de paseo por la ciudad. Cuando estábamos en la casa del Barrio Latino no me cansaba de mirar las paredes del living comedor que estaban empapeladas con cientos de fotografías, hechas por José Pons, los Chalchaleros posando delante de Notre Dame de París, Mercedes Sosa, Cortazar, Larralde, Charly García, Jairo, Piazzolla, entre otros. Una noche, entre aperitivos y quesos, Jaqueline me pide que, como todo invitado importante (…), le firme por favor su cuaderno de visitas y me alcanza un libro enorme donde los invitados dejaban recuerdos a la familia. Mientras ella pasaba las páginas, recuerda y busca, busca hasta que me dice con su acento francés en un buen castellano: “Mirá Daniellá, mirá lo que nos escribió tu abuelitó, Astor mirá” . Y leí: “Quisiera ser Prévert para escribir palabras bellas…”