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Edgardo Giménez: El arte de festejar monerías

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Por Luz Marti

La mañana gris y helada no era el escenario que se hubiese esperado para celebrar el comienzo de una megamuestra retrospectiva de Edgardo Giménez, decidido amante del color y de la alegría, pero, por alguna razón contraria a todo pronóstico, cuando coincidimos en nuestra llegada al Malba, nubes pequeñas y blancas se recortaban sobre un cielo que asomaba celeste, como un buen presagio, como un auténtico firmamento Gimenista.

Su sentido del humor despunta desde el título elegido para la muestra: “No habrá ninguno igual” un guiño argentino y popular a “Ninguna”, el tango de Homero Manzi.

Monos, ranas, conejos y nubes, conforman el universo de este artista talentoso y versátil, que pasó por el diseño gráfico, la pintura, la escultura, y hasta la escenografía de filmes como Psexoanálisis o Los Neuróticos. Allí, en el cine, ese mundo donde todo es posible encuentra la máxima posibilidad de expresión y lo hace con el entusiasmo de siempre imprimiéndole su estilo y su creatividad desbordada.

Incursionó en la decoración y la creación de muebles únicos, y llegó a exponer en el MOMA en 1979 junto a los mejores arquitectos del mundo en Transformation in Modern Architecturecon su proyecto para la casa de Jorge Romero Brest.

Figura icónica desde los años 60, compañero de experiencias en el Instituto Di Tella de Romero Brest junto a Marilú Marini, Dalila Puzzovio, Charlie Squirru y Marta Minujín, Edgardo apuesta con su obra a la diversión y al desenfado en todo el sentido de la palabra, des – enfado: capacidad de quitarte de encima cualquier enojo proveniente de la vida cotidiana.  “Desde chico me gustó la mona Chita, de ahí tantos monos en mi obra. Me gusta reírme. Me gustan las monerías”

Sesenta años de obra, curada con la maestría impecable de María José Herrera, para apreciar el trabajo de este creador para quien dejar de lado la solemnidad es su marca de agua. 

Su trabajo, distribuido en salas de acertada iluminación, resalta su capacidad de combinar lo lúdico con lo teatral para atrapar al espectador a lo largo del recorrido haciendo que la obra se resignifique, se luzca y se potencie en un Malba radiante.

A medida que recorremos los espacios y las instalaciones, el Efecto Gimenez (Necesito que la gente la pase bien con mis cosas”) va haciéndose presente, cede la solemnidad del museo dando lugar a una recorrida teñida de alegría.

 

Edgardo Giménez
No habrá ninguno igual
MALBA

25/08— 13/11/23