La soga, fue la primera película en colores que filmó el director de cine y es una de sus cintas más rupturistas y experimentales, hecha en un único plano secuencia. Cada escena, dura diez minutos, sin interrupciones. Durante dos minutos, la pintura, que muestra a cinco lánguidas mujeres junto a un jarrón de flores marchitas, forma parte de una escena que también guarda un cadáver que no se ve. Uno no puede dejar de preguntarse qué va a pasar, y por unos segundos uno piensa que las mujeres del cuadro que están ahí… hablarán.