Es un Ministro de Cultura diferente en una ciudad de la que todos hablan, quieren, odian o copian. Enrique Avogadro va por su segundo mandato al frente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es un viejo conocido en la gestión pública y cultural, adelantado en temas como las industrias creativas. “Con él se puede hablar” dicen seguidores de uno u otro bando en un país signado por las diferencias políticas que hoy también son cada vez más diferencias en la manera de mirar la cultura.
Este 2021 ¿será un año mejor?
Me temo que no hay una fórmula única para enfrentar el 2021. Es el momento de desplegar imaginación y creatividad. La cultura es lo que somos como individuos y sociedad y el sector se encuentra en un estado de fragilidad nunca antes visto, obligado a enfrentar desafíos sin precedentes, que necesitan soluciones excepcionales.
Lo que sí es cierto es que este año nos toma con cierta experiencia, nacida del día a día. La situación sigue siendo muy difícil pero hemos activado mecanismos de acompañamiento a los distintos sectores que componen el campo cultural.
Con el inicio de la pandemia, la cultura y las industrias creativas fueron las primeras en verse afectadas por la cancelación de eventos, festivales y otras actividades grupales, el cierre de instituciones y sin embargo, en un escenario de crisis, ha sido la cultura la que ha tenido un papel importante en la contención de toda la población.
En el mundo, hoy sumergido en los problemas de la pandemia, se habla mucho de industrias creativas, el uso de la tecnología y la producción cultural, temas de los cuales vienes hablando hace muchos, muchos, años. La ONU acaba de declarar el 2021 como Año Internacional de la Economía Creativa para el Desarrollo Sostenible. ¿Te consideras un adelantado?
Yo siempre pienso la cultura unida al desarrollo. Hace muchos años que vengo trabajando con la mentalidad emprendedora, de innovación e industrias creativas para transformar las ideas en bienes y servicios culturales y en cómo incluir la innovación en la gestión cultural tradicional.
Además de ser consumidores, somos productores de cultura. La cultura tiene un valor en sí mismo, pero también tiene un valor económico en términos de creación de empleo y de su aporte al producto bruto de una ciudad y en el caso de Buenos Aires es todavía más importante. Esto es una realidad. En los ambientes culturales ha existido una reticencia a unir cultura con la palabra dinero. Me gusta la idea de desacralizar estos conceptos y a la vez ponerlos en diálogo.
Una de cada 10 personas en la ciudad de Buenos Aires está vinculada, de forma directa o indirecta, a la cultura y a la creatividad. En todas las actividades de la cultura siempre hay uso de recursos, creación de oportunidades y empleos.
No es solo un tema de productividad o de ganancia, sino de dinámica mixta o múltiple. Hemos sido pioneros en abrir el espectro de las posibilidades de ser sostenibles gracias a una oferta muy variada de bienes y servicios, de crear ecosistemas creativos, armar incubadoras, espacios de confluencia.
Cuando hablamos de industrias creativas estamos hablando de la industria audiovisual, el cine, la publicidad, la televisión, la industria editorial, la música, pero también sectores como la moda y el diseño.
¿Cómo aprovechar la tecnología y la digitalización si no estamos preparados?
La gestión de la pandemia está confirmando algunas evidencias que hasta este momento solo eran ideas más o menos aceptadas por la sociedad. Debido a la crisis provocada por el coronavirus se han tenido que adoptar abruptamente herramientas digitales a la vez que los patrones de consumo comenzaron a cambiar también rápidamente.
Algunos rubros tienen más facilidad que otros para apoyarse en la digitalización. En el caso de los contenidos culturales se abre una oportunidad. El mayor desafío ahora es encontrar formas originales de apoyar a sectores de la cultura y la industria creativa golpeados por la crisis sanitaria. Las plataformas de distribución de contenido online permiten un alcance geográfico impensado en otros momentos.
Los desafíos en los años venideros requieren una mentalidad abierta, creativa y, sin duda, innovadora capaz de aprovechar todo el valor asociado a la transformación digital en términos de crecimiento, pero también, y sobre todo, de bienestar social.
¿La idea de una buena representación de la cultura hoy requiere de una participación mixta entre lo público y lo privado?
Es importante. Con todos los esfuerzos del país orientados en salvar vidas y en evitar una depresión económica, la producción cultural ve con temor la posibilidad de reducción de la financiación pública.
Nuestra convicción es que la administración pública funciona mejor cuando trabaja encolaboración con el sector privado. Hay una oportunidad de desarrollo que por supuesto no reemplaza ni sustituye la inversión pública, sino que la complementa. Uno de nuestros principales objetivos es conseguir que cada vez más empresas apoyen espacios culturales independientes.
Desde el 2018 funciona la Ley de Participación Cultural-Mecenazgo. El Mecenazgo, es un programa de financiamiento del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires que permite el desarrollo de proyectos artístico culturales a través del aporte de contribuyentes de Ingresos Brutos de la Ciudad. Hay proyectos que sin la ayuda del mecenazgo difícilmente se podrían hacer.
¿Cómo sigue el trabajo en tiempos de COVID?
Seguimos con protocolos necesarios de cuidado, con un llamado a la disciplina tratando de mantener abierta la mayor cantidad de lugares posibles, de continuar la vida cultural que ha caracterizado a la ciudad. Sabemos que nada hoy es igual pero en toda la Ciudad de Buenos Aires mantenemos una oferta cultural interesante, para todos. Buscamos integrar aún más no solo nuestros programas sino a otros actores de la cultura independiente y de la cultura comunitaria, aprovechando también el espacio público.
Los programas que apoyan diferentes disciplinas artísticas y espacios en todo el sector cultural persisten, desde el tango hasta las librerías y el teatro independiente. Entre ellos, Impulso Cultural que incluye BAMilonga, Proteatro, BAMúsica, Prodanza, Fondo Metropolitano de las Artes y Mecenazgo. A través de Impulso Cultural, buscamos potenciar y promover el desarrollo de proyectos del sector independiente, asistiéndolos con recursos concretos.
En la cultura de la comunicación que hoy predomina, la mayoría de los dirigentes políticos, prefieren las redes sociales para dar a conocer sus ideas que, lejos de marcar ritmos reflexivos, van por el enfrentamiento y la polarización. En el caso tuyo se percibe el deseo de comunicar más que pelear. ¿Por qué?
Yo más que un gestor cultural soy un gestor público que descree de la grieta. Soy parte de un espacio y de un gobierno que plantea el diálogo como herramienta central.
Uno no piensa ni hace proyectos solo. Hace falta un equipo humano entusiasta, responsable, inspirador y creativo que no siempre tiene que pensar igual que vos. De lo que se trata es de trabajar.
Siempre que hablamos con un político preguntamos ¿La cultura es política?
Enrique Avogadro es Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Anteriormente fue Secretario de Cultura y Creatividad en el Ministerio de Cultura de la Nación, Subsecretario de Economía Creativa y Director del Centro Metropolitano de Diseño en el Gobierno de la Ciudad, y tuvo a su cargo la Dirección Nacional de Mecenazgo, y los organismos descentralizados del Ministerio de Cultura de la Argentina. Especialista en políticas culturales y en promoción de las industrias culturales y creativas. Es Lic. en Estudios Internacionales, Maestrando en Administración y Políticas Públicas (tesis en elaboración) y cursó la Maestría en Gestión de Contenidos.