Blackie como periodista me interesa particularmente en lo que tiene que ver con los medios audiovisuales. En lo que tiene que ver con el periodismo gráfico es interesante leerla para conocerla, pero es la parte que menos me interesa. Por supuesto que haya escrito en el hogar donde escribió (Jorge Luis) Borges es algo muy atractivo de ver, pero sus textos son bastante pobres. En todo caso, si hay literatura ahí es porque seguimos pensando que hay alguna ficción o exageración. Había en esa generación de mujeres una mitomanía incorporada al relato con naturalidad. Lo veía el otro día también en la biografía que escribió Liliana Viola sobre Aurora Venturini. Personajes bastante parecidos en muchas cosas, Aurora y Paloma. La propia Victoria Ocampo, también, que yo uso como paralelo. En el caso de Victoria me gusta pensar en esto de Blackie como la Victoria Ocampo judía y plebeya. En ese sentido, como productora periodística, te decía que me interesa mucho la cuestión audiovisual porque fue la introductoria de los livings, la gran importadora de cultura, igual que Victoria, pero en este caso de cultura popular. Importó los concursos de preguntas y respuestas, importó “Volver a vivir”, que era esa biografía televisada que paralizaba a la sociedad cada vez que había un personaje enorme ahí al que le traían en persona a muchos de sus seres queridos y amistades de toda su vida o maestras, cosas muy emotivas. Pero si yo pienso (en su trabajo) en relación con el periodismo de hoy, un periodismo tan sesgado, me parece que el mayor legado de ella, y que podríamos honrar o volver a honrar, es el de pensar en el equilibrio. Ella hacía esa clase de periodismo en el que no importara el tema que trataba iba a lo elemental de buscar alguien que estuviera a favor y alguien que estuviera en contra o alguien que estuviera de este lado y alguien que estuviera de este otro lado. O más: dos personas para discutir un mismo tema y que en todo caso la audiencia después sacara sus propias conclusiones. Ella era, en ese sentido, una persona políticamente muy equilibrada y que hacía estas cosas. Eso nos está faltando muchísimo en el periodismo. En términos de género por algo era tan respetada y querida. Me parece que entendió que se podía pensar en producciones de radio y de televisión para las mujeres. Unos programas que las trataran como seres humanos pensantes y no solamente como ejecutoras de recetas o de tejidos y bordados. Eso me encanta, me sigue gustando mucho hoy.