En la bajada de cemento, empujé la lancha, y luego desajusté el malacate del tráiler. Antes de haber tirado el casco al río, había subido la puerta de pino, y mirado alrededor para saber si habían llegado los clientes. Del otro lado de la calle, en la puerta del almacén de Puerto Víbora, vi a dos personas: un hombre y una mujer, que estaba atenta a cómo me organizaba con la lancha. Cuando la ingresé al río para desprender el malacate, me di cuenta de que tenía a la pareja detrás de mí. Los dos eran bajitos; la que se había comunicado conmigo era la mujer. Ella tenía un corte de pelo tipo taza, apenas hasta las orejas; era narigona. Usaba tacos rojos, al igual que el color de sus labios; y un sobretodo gris, que le tapaba el cuerpo. El hombre era un anciano, calvo, muy parecido al actor Ulises Dumont. Una vez que tiré la lancha al río y levanté el tráiler, con la pala hice encallar la punta de la lancha.