12hs. El tiempo de la ciudad se frenó. Mejor dicho, nos ganó otro tiempo. El tic tac de la pasión se encendió. Nuestro país y una parte del globo se detuvieron a mirar las pantallas. Donde había una, la gente se aglutinaba. Casas, restaurantes, plazas, supermercados, bares, shoppings, un celular. La gente dudó mucho de pasarla solo o sola. Había que salir y destronar cualquier cosa o imagen que se parezca a coronavirus.
Ricky Martin con la camiseta de Argentina grita el triunfo. Bad Bunny festeja por la celesta y blanca. Lula hizo una encuesta en Twitter preguntando a quien apoyarían sus seguidoras y seguidores y la mayoría se inclinó por nuestra selección. Sudamérica, o una gran parte de ella, se conmocionó. Lloré al mismo tiempo con personas con quienes no nos queremos mucho. Algo nos latió. Como dice el cantante español C Tangana, “nos apretó el corazón” siempre al mismo tiempo. ¡Eso! La selección argentina nos apretó el corazón hace un mes. ¡Dale bebé, ese apretón vale!
Había muchas ganas de llorar de emoción, de felicidad. Como me apuntó un gran amigo: “Sacar la mierda y dejarla en el arco del contrario. Y que se quede ahí. Aunque sea por un rato”.
Messi! quiero que seas mi tóxico baby, me escribió mi prima al borde del llanto. No paramos de sufrir. Gozar y sufrir. Sufrir y gozar. Tenemos mundiales de malestar y un día llega la alegría.
El sur de Italia hace varios partidos que declaró su amor por nuestra selección. 1990 quedó muy atrás. Volvimos al amor. Los tiempos cambian. Mi tía Binna y mi primo Fabio de Catanzaro (Italia) me mandan una foto con la camiseta de Argentina. La usa desde el partido que nuestra selección enfrentó a Países Bajos. Le rogué que se la ponga en todos los partidos. Teníamos una cábala binacional, paganismo calabrés. Varios amigos y amigas de Nápoles me enviaron mensajes apoyando a la selección. Nápoles festeja. Diego Maradona, y su gran presencia cultural en los muros napolitanos, mira la ebullición social. Ganamos. Este país reventó. Pitu me dice: ¡Mira Virreyes! Esto es una bailanta a cielo abierto! Después de la crisis del 2001, dolorosa y cruenta, tuvimos una revancha social: 2022.
Los “celu” explotan. Nos filmamos y autofilmamos para registrar que fuimos felices y que esa experiencia colectiva es posible. ¡Que venga un asueto nacional y que estire esto! Lunes, martes, miércoles… Dale Alberto, meté lapicera!!gritaban en un festejo cercano a mi casa.