Tuve la oportunidad de reunirme con Humberto en su casa de Coral Gables, la misma que construyó con su esposa Carmencita unos veinte años después de llegar a Miami. Su interior, acogedor y bien ecléctico en su estilo, está visiblemente inspirado en la arquitectura colonial cubana. No pasan desapercibidos los pisos en blanco y negro, tan típicos de la época. Cada rincón está repleto de fotos familiares y preciados recuerdos de su vida. Sobre la puerta de entrada de su estudio se destaca una vidriera arqueada de ¨mediopunto¨ que refleja suavemente la luz del sol de atardecer, muy parecida a los trópicos de su país. En la sala de estar, en gran exhibición, cuelga el cuadro ¨La Danza de los Millones¨, que a Humberto le tomó 20 años completar. El nombre se origina en el período de auge del azúcar en el siglo XIX y toda la riqueza que creó en la isla caribeña. Fue durante ese tiempo que se construyeron muchos de los palacios más lujosos e importantes y que hoy se manifiestan en sus obras, junto a otros temas.