Estamos en una sala de un palacio veneciano, frente al Gran Canal, llena de ropa de segunda mano, amontonada, sin el mayor cuidado. La ropa forma pilas que huelen mal. Antes hemos visto carteras de lujo de marcas italianas, todas “truchas”, exhibidas en el suelo sobre una sábana blanca y maniquíes incompletos, cuyas piernas y brazos yacen tirados en el piso. A mi lado un visitante dice que el olor no es de la ropa sino del cadáver en descomposición de Caterina Corner, quien fue reina de Chipre y nació y murió donde hoy está el palacio, Calle Corner 2215.
Herejía aparte, durante las horas que estuve recorriendo los tres pisos del palacio, Ca’Corner della Regina, el espacio que tiene la Fundación Prada en Venecia y que desde el 2011 alberga muestras de arte contemporáneo, lo que más escuché, fueron chistes de ese tono, en diferentes idiomas. Nada extraño. El lugar acoge la exposición Monte de Piedad, exposición del artista suizo Christoph Büchel a quien muchos llaman el provocador.
La muestra es una actividad colateral de la 60 Bienal Internacional de Arte y la recomendación de visitarla pasa de boca en boca. Yo vine porque me habló de ella, Mariano Mayer, el interesante curador de la Colección Oxenford.
Las instalaciones hiperrealistas a gran escala que continúan los proyectos conceptuales de Büchel podrán verse hasta el 24 de noviembre. Las referencias son muchas; comercio, pobreza, deuda, dolor, dinero, incluso el virtual, que se hace materia, en la disímil selección de objetos, documentos, obras de arte, apiladas, recogidas, exhibidas… reales y con olor, a trasgresión, todo lo que suele celebrarse en el mundo del arte. Noes un mal plan en una bienal en la que en la programación habitual “amontonan pinturas de importancia y calidad tremendamente diferentes, casi sin documentación histórica, contexto cultural o incluso curación estética satisfactoria”, al decir de muchos.
El escenario es una casa de empeño en quiebra, que toma la planta baja, entrepiso y el primer piso, y sigue el trazado del Monte de Piedad original que tuvo su sede ahí mismo entre los años 1834 a 1969.
Hay inodoros sosteniendo misiles y torpedos desmantelados, aros de baloncesto, listos para ser usados, bicicletas oxidadas, herramientas, libros de contabilidad meticulosamente escritos a mano, un cartel en el que comparten espacio Carlos Marx y Ronald Regan, espacios llenos de papeles mojados, mostradores semi vacíos ocupados por cualquier cosa vendible.
También hay estatuas religiosas de plástico en una sala que asemeja una iglesia, de cuyos techos cuelgan antiguas sillas de ruedas y prótesis formando un altar frente a otra sala llena de escombros, que parece una cocina abandonada con vasijas y un letrero en árabe, en la que se proyectan imágenes actuales de la guerra de Israel en Gaza.
En el medio de todo, los cuidadores se refugian del frío.
Recuerdo que en el 2015 en Venecia, Büchel convirtió una iglesia católica del siglo X en una mezquita representando al Pabellón de Islandia. El acceso a la muestra fue cerrado temporalmente al ser considerado una amenaza para la seguridad. Cuatro años después presentó la Barca Nostra (Nuestro Barco) los restos recuperados de una barcaza que se hundió en el Mediterráneo en 2015, matando a 1.100 inmigrantes que intentaban llegar a Sicilia.
A los seguidores de la obra de Büchel, no nos llama la atención que aquí también se vea un proyecto anterior, The Diamond Maker que comenzó en el 2020 alrededor del enfoque materialista del mercado del arte y la construcción de valor, creando diamantes en laboratorio para los que utilizó su propio excremento y restos de sus obras de arte que no pudo vender. La maleta que contiene los diamantes está abierta y se pierde, entre el abarrote que la rodea.
Hay frío en Venecia y fuera del palacio llueve copiosamente. La bruma también está adentro. Leo: “En la historia occidental, la deuda, el dinero virtual y el nacimiento de la moneda están intrínsecamente vinculados a la gestión del poder que permite la expansión y la acumulación. La deuda siempre ha desempeñado un papel esencial en los trastornos sociales y políticos, y los gobernantes han implementado repetidamente cancelaciones de deuda a lo largo de la historia, a menudo utilizadas para restaurar el orden social anterior. En particular, la República de Venecia fue un estado mercantil que contribuyó al nacimiento de mercados financieros modernos basados en deuda y al reconocimiento legal de la propiedad intelectual. La deuda también está estrechamente relacionada con las prácticas de almacenamiento y acumulación de recursos tangibles e intangibles. El sistema artístico, específicamente las instituciones museísticas, desempeña un papel importante en la preservación del patrimonio y las colecciones y en la asignación de valor simbólico y económico a bienes y objetos.”.
Mientras bajo las escaleras, salgo del palacio y camino por el pasaje donde varios letreros anuncian: LIQUIDAZIONE TOTALE. FUORI TUTTO, pienso que las transacciones financieras en la esfera digital también forman parte del proyecto. Hay una criptomoneda llamada Schei, que puedes operar si naciste o resides en Venecia. Regina de Schei, te dice cómo en tiktok @reginadeschei