Su casa es la de un viajero exquisito, diseñador de piezas únicas, amante de la estética, del arte y de la litetratura, del cine y del teatro que vive rodeado de recuerdos y objetos que dan cuenta de su historia en los distintos países donde vivió y viajó. Fotos, dibujos, esculturas, tejidos, sus increíbles piezas de cristal que brillaron en las vidrieras parisinas de Baccarat. Todo distribuído en las mesas de un living reformado, con una columna de hierro pintada de verde esmeralda en el centro. Sillones de pana, una mesa vestida con una tela bellísima. En ese ambiente íntimo y sofisticado sonaba, hipnótica, una música de raíces evidentemente árabes.