Hemos amado juntos tantas cosas que es difícil amarlas separados. Parece que se hubieran alejado de pronto o que el amor fuera una hormiga escalando los declives del cielo. Hemos vivido juntos tanto abismo que sin ti todo parece superficie, órbita de simulacros que resbalan, tensión sin extensiones, vigilancia de cuerpos sin presencia. Hemos andado tanto sin movernos que los viajes ahora se descuelgan como abrigos inútiles. Movimiento y quietud se han desunido como grados de dos temperaturas. Hemos perdido juntos tanta nada que el hábito persiste y se da vuelta y ahora todo es ganancia de la nada. El tiempo se convierte en antitiempo porque ya no lo piensas. Hemos callado y hablado tanto juntos que hasta callar y hablar son dos traiciones, dos sustancias sin justificación, dos sustitutos. Lo hemos buscado todo, lo hemos hallado todo, lo hemos dejado todo. Únicamente no nos dieron tiempo para encontrar el ojo de tu muerte, aunque fuera también para dejarlo.
ROBERTO JUARROZ (Argentina 1925-1995).
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La diferencia
yo que he visto la diferencia, en la sombra que aún proyectan los objetos en mis ojos -esa pasión de reconstruir la pérdida; el despilfarro de la sensación- del único país que no es lejano a donde vas. donde te quedas. sé que en la tablilla de terracota que data del reinado de algún rey, con caligrafía japonesa en forma de surcos están marcados tus días. los días son el lugar donde vivimos no hay otro espacio que la franja que traspasan tus ojos al crepúsculo. no podrás escoger otro lugar que el sirio de los días, su diferencia. Y en esa rajadura entre dos mundos renacer a una especie (más estética) donde podamos vivir otra conciencia de los días sin los despilfarros de cada conquista.