Para hacer un promedio de lo que yo veo en el mundo, creo que hay un genuino y para mí acertado interés en todo lo que es la información sobre el comportamiento de la audiencia. En algunos casos el análisis es más rudimentario; en otros, súper sofisticados. Pero, en definitiva, todos entienden que eso es central, que eso es algo que hace diez años no teníamos y hoy sí.
Hace diez años, para lanzar una nueva sección o un rediseño de un sitio o una aplicación, era pura intuición y un poco experiencia, no había información. Lo que proponíamos era “inchequeable”, y los dueños confiaban en nosotros, o no. Pero ahora todo el frame para proponer un proyecto, para lanzar un producto o un contenido, incluso para evaluarlo, está basado en datos analíticos.
Entonces yo creo que eso es una de las cosas centrales que cambió. Aquellos que son consistentes con esto en los últimos años han podido crecer mucho. Es el caso del New York Times, el Washington Post, el Wall Street Journal, el Financial Times, The Guardian, La Nación de Argentina, elDiario.es, El País y Prisa en España. Si vos te fijas, ¿sabés qué tienen todos esos medios en común? Tienen muy buen periodismo pese a las crisis, pese a los presidentes y las economías. Han logrado ser consistentes en dos cosas para mí.
Una es que la calidad del periodismo es muy buena: muy buena. La segunda parte de la ecuación es que se han centrado en métricas de negocio que les han permitido evaluar eso y balancear lo que ellos consideran calidad por su trayectoria en el mercado y lo que la audiencia quiere. Y han logrado tener un balance en esas dos cosas. Los medios que te mencionaba recién, esos tipos no se distrajeron nunca. Esos tipos dijeron: “Ok, ¿nosotros qué hacemos? Hacemos periodismo. Entonces vamos a contar cosas que nadie sepa. Estas son nuestras métricas de negocio y con esta información vamos a analizar la audiencia”. No hicieron grandes cosas después, o sea, no tiraron fuegos artificiales, bueno, algún día sacaron un gráfico más divertido, otro día diseñaron un sitio que quedó un poco más lindo o más feo, no importa. Lo que importa es que fueron muy serios en el buen sentido. Fueron conservadores en términos de mantener firme el quiénes somos y el a dónde vamos. Eso les permitió lograr esa consistencia.
De nuevo, de esto hablábamos con Cullel, hasta ahora nos permitimos pensar todo: cambiar el producto, cambiar el formato, cambiar los diseños, sentar a los programadores al lado de los redactores. Lo que nunca nos atrevimos a pensar, y lo estamos pensando, es cómo cambiamos el modelo de negocio. A lo mejor no había que cambiar la nota, o el artículo, o el formato de presentación, o el formato del sitio, o del diario de papel, incluso.
A lo mejor lo que había que cambiar, lo que había que repensar es este modelo que es publicidad-suscripción, publicidad-suscripción, y punto. A lo mejor ahí hay algo a lo que todavía no le metimos suficiente esfuerzo.