Pensamos que existen dos razones por las que las ideas de Marx aún siguen teniendo cierta vigencia. En primer lugar, más que solo economista, Marx supo ser filósofo, historiador y sociólogo a la vez forjando de tal guisa una visión de la sociedad y su desarrollo histórico de carácter holístico que, a diferencia de otros téoricos, es capaz de articular sus complejidades y sus contradicciones. En segundo lugar, Marx supo seducirnos con un meta-narrativa coherente, creíble, positiva y, sobre todo, utópica que particularmente hoy, en la era del capitalismo neoliberal a ultranza, habilita el planteamiento de ciertas hipótesis supuestamente contestatarias. Además, también él, al igual que Francis Fukuyama dos siglos más tarde, y ambos apoyados en Hegel, nos prometieron el fabuloso y no menos grandioso ‘fin de la historia’. ¿Y quién rayos se atreve a cuestionar semejante ficción cuando ha sido uno de los artículos más citados y contestados de la historia? Creo que son dos poderosas razones, fatigado lector, que de alguna manera justifican una estimulante reevaluación de Marx y sus ideas originales.