Vestidos, desnudos, en poses sensuales, cansados, felices, niños, jóvenes, viejos, hombres, mujeres, enfermos y moribundos…, todos parecen estar dispuestos ante la cámara del teléfono móvil. Seres humanos, hambrientos de comunicación, listos a mostrarse, y luego a esperar el like que los resitúe en el tiempo y en el “¡Mirame, yo existo!” se acogen a la democracia de la selfie que llegó para quedarse y a la que ahora se le agrega la modalidad: “selfies de pandemia”.