Curadora y Directora Ejecutiva del Museo Judío de Buenos Aires, decoradora de interiores y alma mater de Ameriqana, la trayectoria de la vida profesional de Liliana Olmeda Flugelman ha sido una evolución continua a través de sus diversas carreras académicas y experiencias laborales. ¨El cruce de disciplinas es alquímico. Descubrí que el conocimiento incorporado opera de manera misteriosa” dice la Licenciada en Administración de Empresas de UADE quien muchos años después decidió volver a ser estudiante, pero esta vez de Curaduría de Arte en ESEADE.
Te recibiste en Administración de Empresas y trabajas como decoradora. ¿Que te inspiró a estudiar curaduría de arte?
La formación e investigación, la experiencia, el mirar y viajar, va configurando un modo de abordar los distintos aspectos y desafíos en la práctica profesional.
El arte tuvo un lugar muy importante en mi vida desde que era chica. Durante toda mi carrera como decoradora tuve la suerte de trabajar con amantes del arte y coleccionistas. El diálogo entre las obras de arte y el entorno en el cual intervenía es algo que me inspiraba y, por supuesto, la curiosidad por indagar más profundamente en ese universo tan rico.
¿Cómo se entrecruzan las distintas disciplinas de tu formación?
Es una pregunta muy interesante. Cuando empecé la Licenciatura en Administración de Empresas no imaginé el giro que iba a tener mi carrera. Esta formación me dio una estructura de pensamiento y habilidades para desarrollar proyectos complejos que impulsaron mi carrera, por ejemplo, en la realización de oficinas corporativas. El gerenciamiento de presupuestos y costos en un país con tantas variaciones y volatilidad de los mercados, es clave para que un proyecto sea económicamente viable. Conocer las interrelaciones en una organización empresarial me ayudó en el planteo del “layout” de diferentes proyectos. Por otra parte, la curaduría me impulsó hacia la búsqueda del conocimiento en ese territorio tan vasto que siempre fue parte de mi realidad e hizo que profundizara no solo en los aspectos teóricos sino también en la práctica, como el manejo de colecciones.
¿Qué cualidades hacen a una buena curadora?
Los artistas son seres muy sensibles que, a través de sus creaciones, traducen y visibilizan el espíritu de la época en las cuales fueron producidas. Los curadores se ocupan de muchas cosas en torno a las obras de arte, entre ellas el contacto con los artistas. Creo que es indispensable una sólida formación académica, la curiosidad, la apertura a nuevas propuestas, empatía y mucha intuición.
En una ciudad con tantos museos muchos no saben que hay un Museo Judío de Buenos Aires.
El Museo Judío de Buenos Aires está en Libertad 769. Fue inaugurado en 1967 por iniciativa del Dr. Salvador Kibrick, miembro de la Congregación Israelita de la República Argentina, la primera institución judía del país fundada en 1862. Está situado al lado de la Sinagoga del Templo Libertad, declarada Monumento Histórico Nacional en el año 2000. Actualmente estamos abiertos cumpliendo con los diferentes protocolos. Tenemos una página donde hay información www.museojudio.org.ar
Como curadora del Museo Judío de Buenos Aires, si pudieras elegir tres obras u objetos más interesantes para ver ¿ Cuáles serían y por qué?
¡No es fácil decidirse! En la primera sala hay un Tanaj (O Biblia) en miniatura (6 x 4 cm) del siglo XIX procedente de Varsovia, Polonia, con la cubierta de plata que es realmente asombroso. Otra pieza destacada es un anillo de bodas, también del Siglo XIX procedente de Italia. Realizado en plata tiene montado verticalmente una casa y simboliza la fundación del hogar familiar. Y como tercera elección me animo a un tándem (así lo concebí en el guión curatorial). Se trata de dos pinturas: “Inmigrantes” del artista polaco Mauryzi Minkovsky y “Composición”, de Eugenia Crenovich . La primera, una obra extraordinaria que retrata, como indica su nombre, a aquellos que esperan la zarpada del barco que los llevaría a tierras lejanas. Es una obra de gran calidad e impacto visual. La segunda, es una obra abstracta de la primera artista modernista argentina, también conocida como Yente, quien fuera la mujer de Juan Del Prete. Ambas pinturas con una paleta de colores exquisita se presentan juntas y contrastan en su estética, pero se complementan maravillosamente.
Cuando la Canciller de Alemania Ángela Merkel estuvo en Buenos Aires eligió visitar el Museo en su visita oficial? ¿Qué elegiste mostrarle y por qué?
Recibimos muchas visitas. En el caso de Angela Merkel le mostramos el órgano Walcker del año 1931-32 que tiene el Templo Libertad adyacente al museo, que forma parte del complejo edilicio y fue restaurado con fondos de la República Federal de Alemania. La terminación del trabajo coincidió con su visita oficial, afortunadamente, y la Canciller se mostró interesada en inaugurarlo y conocer el Museo del cual tenía referencias. Fue una ocasión muy grata ya que se dirigió a una nutrida concurrencia con palabras muy sentidas y luego recorrió las salas deteniéndose en las diferentes piezas que llamaban su atención. Luego de observar las distintas vitrinas, elegí mostrarle un antiguo libro sobre la Historia de los judíos alemanes y dos ejemplares de la colección de Talmudin de la imprenta de Leopoldo II de Austria (Siglo XVIII) de la donación José y Elena Moscovits que hojeó con mucho interés.
¿Cuales son las próximas muestras que podemos esperar ver en el Museo?
Antología de Roberto Plate que fue inaugurada virtualmente en abril, y estamos trabajando para la importante retrospectiva del artista ruso norteamericano Boris Lurie, fundador del movimiento NO! Art a realizarse en octubre de 2021. Junto con el Centro Cultural Borges y gracias a la Boris Lurie Art Foundation de Nueva York, se exhibirán más de 100 trabajos seleccionados especialmente para Buenos Aires.
¿En que manera te ayuda ser curadora cuando llevas adelante un proyecto de decoración y cómo aconsejas a tu cliente?
Cuando el cliente tiene obras de arte, ser curadora me ayuda a contextualizar mejor en función de esas piezas la elección de materiales, las paletas de colores, el mobiliario y definitivamente la puesta en valor. En el caso que el cliente desee un proyecto integral, me facilita además en la selección y localización de piezas de arte y de diseño en el mercado. Una obra de arte puede ser el elemento articulador de un proyecto.
¿Qué le aconsejarías a una persona que recién se inicia en el mundo del diseño interior?
Primero le diría que investigue el mercado, desarrolle una buena red de proveedores, artesanos, que no deje de formarse, que visite museos y recorra ferias de diseño y de arte. Hay cantidades de cursos, webinars y eventos que se realizan en la web debido a la irrupción del COVID. Este año DArA (Diseñadores de interiores Argentinos Asociados) organizó virtualmente su 7º Encuentro Internacional de Interiorismo y Diseño. Esta iniciativa que se desarrolló en dos jornadas de cinco horas cada una, tuvo un éxito inédito por la cantidad de asistentes y la calidad de la propuesta.
¿En qué proyecto estás trabajando en este año de pandemia?
Este año fue fructífero a pesar de todos los problemas. Además de trabajar en las exposiciones también estuve dándole forma a un proyecto que tenía en mente hacía tiempo pero que no lograba terminar de armar. La cuarentena me permitió hacerlo y dentro de muy poco sale a la luz Ameriqana, una tienda online con objetos de arte, decoración y estilo de vida con acento local.
Estamos viviendo en tiempos extraordinarios que en muchos rubros nos han forzado a redefinir varios aspectos de nuestras maneras de vivir y hasta formar nuevos paradigmas. Uno de estos rubros tiene que ver con las actividades culturales. Estamos acostumbrados a gozar de muestras de arte y espectáculos de teatro en vivo y directo. Hoy, nos toca incorporar saberes nuevos a través del mundo digital que nos van a permitir seguir disfrutando, aunque sea de una manera distinta. No quiere decir que lo tradicional no existirá mas, sino que coexistirá con el nuevo paradigma que también ofrece sus propios beneficios.