“La salamandra” entreteje la realidad y lo esotérico, lo tangible y la alquimia, temas que apasionaban a Celia Paschero. En la época en que escribía esta novela, ya había leído “El Zen en el arte del tiro con arco” de Eugen Herrigel y era discípula de Paramahansa Yogananda. Como joven investigadora, había trabajado para Borges, en la traducción de “Religio Medici” de Sir Thomas Browne. No es casual, entonces, que en muchos pasajes de la novela, los personajes “vean” cosas invisibles para los ojos comunes y que pretendan curar los males del cuerpo y del alma, con poderes superiores a los de la medicina, el psiconálisis y aún, pienso aunque no lo dice, más allá de la homeopatía que ejercía, el legendario Dr.Tomás Paschero, su padre.