No es un modo de decir: no trabajo con un solo hombre en Estados Unidos. Es una elección. Pero la novela la escribí solo, y me daba miedo. Creo que si la literatura tiene una función ética, que no sé si la tiene y es cuestionable, creo que radicaría en poder imaginar lo que es ser otro u otra. No me interesa escribir un selfie. Creo también que el giro hacia la autoficción, el género confesional, autobiográfico y testimonial tiene que ver con eso, por lo menos en Estados Unidos. Acá no sé. Si no puedo, o si me da tanto miedo imaginar la vida de otras personas, lo más seguro es refugiarme en mi propia vida. ¿Vos qué sabés? Yo soy yo, es mi vida, punto. No hay posibilidad de debate. Ahora, respecto de la reescritura del pasado… Creo que en Estados Unidos el primer caso visible fue Las aventuras de Tom Sawyer (de Mark Twain) con la reescritura de ciertas palabras raciales que son muy complicadas hoy. Siempre fueron complicadas, pero hoy se habla más de eso. Ha pasado con otros autores, como Roald Dahl. Creo que mi posición es matizada. Creo que hay casos y casos. En el caso de cierta literatura infantil es simple que sea menos agresivo. No me parece un problema. Lo contrario también me parece cierto: si hay una palabra o una situación (complicada) creo que es una oportunidad para una conversación con ese niño o esa niña y pensarlo y discutirlo. Las dos opciones me parecen razonables. Pero en obras literarias para adultos me parece una estupidez. Porque somos eso también, o hemos sido eso. Y creo que lo mejor que podemos hacer es enfrentarlo, leerlo y decir: qué pena que hayamos sido eso y qué estaremos haciendo mal que no vemos en este momento. Si higienizamos todo también nos estamos privando de la posibilidad de aprender. Me parece un debate que no debería ser tan complicado.