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¿Existe hoy crítica literaria?

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Opiniones respetadas Hinde Pomeraniec,
Cecilia Bona y Mauricio Koch.

Por Claribel Terré Morell

Durante un tiempo la Crítica acompaña a la Obra, luego la Crítica se desvanece y son los Lectores quienes la acompañan. El viaje puede ser largo o corto. Luego los Lectores mueren uno por uno y la Obra sigue sola, aunque otra Crítica y otros Lectores poco a poco vayan acompasándose a su singladura. Luego la Crítica muere otra vez y los Lectores mueren otra vez y sobre esa huella de huesos sigue la Obra su viaje hacia la soledad. Acercarse a ella, navegar a su estela es señal inequívoca de muerte segura, pero otra Crítica y otros Lectores se le acercarán incansables e implacables y el tiempo y la velocidad los devoran. Finalmente la Obra viaja irremediablemente sola en la Inmensidad. Y un día la Obra muere, como mueren todas las cosas, como se extinguirá el Sol y la Tierra, el Sistema Solar y la Galaxia y la más recóndita memoria de los hombres. Todo lo que comienza como comedia acaba como tragedia.
Roberto Bolaño

Estaba pensando en lo que escribió Bolaño.

En Buenos Aires, transcurre la 47 edición de la Feria Internacional del Libro, un público curioso la recorre, se suceden diferentes presentaciones, charlas, encuentros… Hay una energía buena en los pasillos y en los stands en los que cada vez más, una importante mayoría de lectores que compran libros confiesan leer sin prestar demasiada atención, pendientes de mil cosas, en la premura de la vida cotidiana.

En un mundo en el que conviven hoy, los bookstagrammers, booktubers – bookcaster, bookfluencers, adoptados y queridos por la mayoría de las editoriales, con las páginas literarias de los medios tradicionales que cada vez tienen menos espacios, la poca presencia de programas de radio o de tv dedicados a los libros y la notable ausencia de los buenos críticos de la academia; el tono, el ritmo, la textura, la sintaxis, las alusiones, la ambigüedad y otros aspectos formales de las obras literarias, parecen no tener tanta importancia.

¿Existe hoy crítica literaria? Le preguntamos a Hinde Pomeraniec, Cecilia Bona y Mauricio Koch.

Hinde Pomeraniec, conduce @vidasprestadas por @nacionalam870, un programa exquisito sobre libros y mundos posibles Es una de las escritoras y periodistas argentinas más respetada. @hindelita.

Cecilia Bona es una de las principales booktubers de Argentina. Creó la multiplataforma Por qué leer, que promueve el placer por la lectura. @porqueleerok

Mauricio Koch – Periodista, escritor, crítico, columnista, dueño de un estilo muy personal. @theblackmauri

Hinde Pomeraniec

Creo que la crítica literaria quedó refugiada en la academia, en la universidad, lo que conocíamos nosotros, nuestra generación, mi generación, como crítica literaria.

Me parece que en los medios, si bien ya cuando yo empecé lo que hacían los medios tenía una diferencia importante con la crítica académica, hoy es mucho mayor con las redes sociales, la falta de tiempo y la falta de lectura  -porque hay  muchos  de quienes  hoy aparecen como influencers de lectura y no solo por una cuestión de edad-, no tienen una formación que les permita  poner en serie y hablan  solo de las novedades. Cualquier Influencer Tiktoker, bookstagramer le devuelve a las editoriales un mayor nivel en ventas de ejemplares, más que lo que se puede hacer en los medios tradicionales.

Por eso hace rato, cuando yo comencé con Infobae Cultura, lo que me había propuesto era que hiciéramos periodismo, notas periodísticas y no pensar en bibliográficas o reseñas, sino en notas sobre algún tema de un libro en particular que pudiera disparar el debate, tres libros que abordan el mismo tema que pudieran generar el debate. Aquello que están en los medios hoy hablan de generar conversación. Desde siempre los periodistas  generamos conversación, no es solo una categoría de las redes sociales, desde siempre nos proponemos desde el periodismo cultural es que eso dé para conversar, para el debate, lo que no quiere decir  para la polémica necesariamente. Pero sí para esto que se dio llamar en los últimos años “generar conversación”.

En ese sentido cuando se dice que no hay crítica literaria, hay que pensar en dos cosas, por un lado lo que es el género que quedó refugiado en la academia, a veces con buen tino y me resulta interesante a veces ir a leer con profundidad. Por otro lado lo que también se cuestiona es que ya no discutimos de libro. Solo hablamos de aquellos libros que nos gustan.

En lo personal cuando era muy joven hice varias reseñas negativas, y hasta burlonas de las que incluso me arrepiento, un poco, sobre todo porque en realidad  yo buscaba legitimarme a mí, más que deslegitimar al otro. Hoy me parece que a veces hay ciertas lecturas, que aunque como resultado general del libro pueden ser fallidos, pueden despertar temas interesantes, en término de esto que te digo que siento que es el periodismo cultural.

No me interesa en este momento de mi vida dedicarme a escribir sobre un libro que no me interesó. Es decir detallar por qué no me terminó de interesar. Trato de buscar algo en ese libro, sobre todo si es un libro al que llegué porque me gusta la obra de ese autor, o porque le interesó a personas que para mí son referentes. En muchos casos, no sé si en la mayoría, lo que hay en ese libro, es lo mejor que pudo producir una persona y no me parece que a esta altura de mi vida tenga que ir yo a darle con un caño o a cuestionarlo, digamos, simplemente, porque puedo ser influencia para algunos lectores. Me sentiría realmente mal.  Sí, trato de ubicar esas lecturas, de promover esas lecturas desde otro lugar, sin comprometer tampoco y decir que me gustó algo que no me gustó o no leí.  Porque es imposible  con la cantidad de publicaciones que hay.

Mauricio Koch

Si me limito a responder estrictamente, la respuesta sería simple: sí, existe. Hay espacios donde se piensa y se produce lo que llamamos crítica literaria. Ahora bien, ¿alcanza con su mera existencia? O deberíamos preguntarnos qué tipo de crítica es la que existe y cuál es su relación con los lectores.

Hay una crítica académica que probablemente circule en los pasillos de la universidad y es posible incluso que esa crítica sea buena, pero ¿trasciende ese espacio o solo habita entre esas paredes? Es más, ¿qué ocurre si solo está pensada para que habite entre esas paredes?, lo que sería aún peor. ¿Los canales a través de los cuales décadas atrás esos críticos se comunicaban con el lector promedio –pienso en un lector formado y atento a las voces de los críticos–, están activos hoy?

Sabemos que en los diarios el espacio es cada día más reducido y aún más, que en esos pocos espacios la diversidad editorial es dudosa. En respuesta a esto, han florecido revistas y espacios digitales donde sí se reseñan libros y se debate y sí hay lugar para editoriales de baja tirada, pero otra vez, ¿es suficiente? Me da la impresión de que no, de que los puentes están cortados, de que la palabra de los críticos y la atención del grueso de los lectores van por carriles distintos y no se tocan o rara vez lo hacen. Y no he dicho nada del registro en el que se escribe la crítica, que posiblemente sea también un aspecto a tener en cuenta a la hora de pensar este problema. Lo que sí se ve, y mucho, son las reseñas de los llamados influencers, en las redes sociales. Pero no creo que podamos llamarle crítica literaria a esos minitextos –que además se leen como solemos leer en las redes, de pasada.

Levanto la vista hacia dos o tres libros que tengo a mano en mi biblioteca y que suelo frecuentar, y la respuesta de ellos tampoco es muy alentadora. Terry Eagleton, por ejemplo, dice en el prefacio de Cómo leer literatura: “El arte de analizar obras literarias está en las últimas”. Luego su libro aspira a ser un aporte “a la recuperación de esa disciplina”. Cynthia Ozick, en el primer ensayo de Críticos, monstruos, fanáticos y otros ensayos literarios, afirma: “El verdadero problema no reside en lo que está sucediendo, sino en lo que no está sucediendo. Lo que no está sucediendo es la crítica literaria”.

No estoy en condiciones de culpar a los lectores, ni por dispersos ni mucho menos por superficiales. También sería reduccionista de mi parte decir que a los críticos les gusta hablar entre ellos y cuantos menos sean, mejor se sienten. Pero lo que sí me arriesgo a decir es que el peso de la opinión de un Borges, un Piglia, una Beatriz Sarlo, un David Viñas, un Sartre, hoy no se ve. Y eso se nota. Y me cuesta ver algo positivo en eso.

Cecilia Bona

La crítica literaria entendida como ejercicio de análisis de una obra requiere de una formación especial, generalmente proveniente de ámbitos académicos.

Eso no significa que cualquier lector de la edad y género que sea, en espacios más o menos formales, pueda hablar de lo que le pasa con un libro, hacer la sinopsis, invitar a otros a leer.

Las personas que somos calificadas de bookfluencers («recomendadores» de libros en redes sociales) no solemos hacer crítica literaria académica, aunque por supuesto hay excepciones. En general, se trata de compartir sensaciones, emociones e impresiones sobre la obra en cuestión. Cada uno imprimirá su estilo en función de quién es y a qué audiencia le habla.

Las reseñas de este tipo están impregnadas de entusiasmo y calidez, suelen ser contenidos que apuntan a invitar al público en general a tener una experiencia de lectura.

En particular, por mi formación periodística, suelo incluir datos históricos, elementos biográficos, material de archivo, que creo que aportan un diferencial a mi trabajo.